¿La educación es el motor?

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Se ha dicho que la educación es el motor del desarrollo, del éxito, del futuro, de la oportunidad, del cambio, de la enseñanza, de la igualdad, de la innovación, del a resiliencia y de la inclusión social. En Oratorianetmovil decimos que el motor de todas las cosas es la motivación. ¿Acaso no es lo mismo?

En realidad, la educación y la motivación están muy relacionadas. Casi se podría decir que son simbióticas. Pero también dependen de la perspectiva o el enfoque que se le dé.

Un motor es "lo que mueve". La palabra nació en la antigüedad con referencia a "lo que movía la cuna de un bebé". Por tanto, un motor es aquello que pone algo en movimiento. En este caso, se trata de lo que nos saca de un estado de inercia. ¿Entonces, qué es la educación?

Educar no consiste en llenar la cabeza de alguien con información. Educar es informar con la finalidad de provocar resultados específicos: Llevar a uno de un nivel a otro.

Educar es más que transmitir información y acumular datos. Consiste en guiar, conducir, encaminar, encauzar o dirigir a alguien de manera que salga de un estado de ignorancia respecto a un asunto o tema y pase a uno de conocimiento mediante la meditación, la acción y la experiencia.

No solo implica sacar a la persona de un estado mental para pasar a otro, sino guiar sus pensamientos y vivencias para que ella misma extraiga de su interior o deduzca el conocimiento que la pondrá en acción, basándose para ello en los datos aportados por el maestro. Un educador es un extractor de conocimiento; el discípulo lo procesa.

Se ha comparado la educación a la minería. El minero ingresa a la mina, aplica un taladro y extrae el mineral. Otros cuelan el mineral extrayéndolo de los ríos, y aún otros buscan en la tierra, el mar y otras fuentes.

También se la ha comparado con la jardinería. Uno siembra, riega y poda, pero es la planta la que da flores y fructifica. El maestro siembra información, pero el discípulo es quien la desarrolla en su interior, produciendo conocimiento, personificando la sabiduría y haciendo que la información vaya cobrando vida mediante la experiencia.

¿Qué es lo que realiza el milagro del crecimiento de una planta? ¡La tierra! No el jardinero. El maestro siembra, riega, poda y fertiliza la información, pero el secreto está en lo profundo, en la tierra donde se la siembra, en el interior del discípulo. Mucho depende del método, pero también del discípulo. ¿Oíste alguna vez el dicho: "No hay peor ciego que el que no quiere ver"? Algunos tienen tierra poco fértil.

Por tanto, los datos y la información son imprescindibles, pero la clave del desarrollo se encuentra en el interior de la persona. Ningún jardinero puede forzar el crecimiento de una planta. Puede valerse de su conocimiento y experiencia para lograr lo que otro jardinero no hubiera podido, pero no puede forzar su crecimiento.

La educación no es el conocimiento ni el motor, sino el medio, instrumento, herramienta o palanca que utiliza el maestro para extraer los comentarios del interior del estudiante. Entonces el estudiante utiliza y lleva a la práctica la información convirtiéndola en resultados eficaces.

Por ejemplo, si espantamos a una persona, muy probablemente dará un salto o saldrá disparada. Acción y reacción. Por decirlo así, la hemos activado o puesto en movimiento. Igualmente, cuando educamos convertimos nuestra acción en una reacción, transformamos nuestras palabras y acciones en educación, en una palanca de progreso. Guiamos o conducimos al discípulo. Pero él es quien finalmente realiza la reacción y se beneficia del crecimiento y desarrollo.

El que mueve la cuna es el motor o motivador, pero el efecto es la vivencia, experiencia o conocimiento que se gesta en el interior del bebé.

Por lo tanto, la educación o sistema de enseñanza es el instrumento o palanca que utiliza el educador (motivador) para que el discípulo dé a luz los conocimientos que resultarán en su desarrollo y progreso. La educación aporta y extrae conocimiento, pero la motivación anima, incentiva e impulsa. El proceso resulta en crecimiento, fortalecimiento y desarrollo.

Motivamos cuando alentamos, animamos, excitamos, incentivamos, promovemos o impulsamos. Pero educamos cuando informamos o aportamos datos e ideas que ponen ponen en acción al discípulo de manera que transforme sus conocimientos en progreso y felicidad.

En conclusión: Motor o motivación es el incentivo, ánimo o impulso. Educación es la guía, orientación, asesoramiento, mayéutica o disciplina que, como apoyo, se vale del motor, para apalancar el desarrollo.

Podemos decir que la educación es el motor del desarrollo, en el sentido de que la motivación y la educacion están íntimamente relacionadas. Pero debemos tener claro que no son lo mismo. 

Sabemos que hay motivadores que no necesariamente tienen el propósito de educar, y que hay educadores que no tienen desarrollado el don de motivar. Para educar eficazmente es imprescindible motivar; pero para motivar no es imprescindible educar.

(Te recomiendo no usar esto como tema de debate. No necesitas discutir al respecto. Si alguien dice que "la educación es el motor del progreso", déjalo así. No lo hagas cuestión de Estado. Tú  sabes a qué se refiere. No le des vueltas. Pasa la página. Recuerda que, en ocasiones, guardar silencio es una virtud de los sabios.)

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