Timidez y oratoria




Hay quienes buscan información sobre oratoria, no porque les agrade el arte de hablar ni porque quieran ser más eficientes al expresarse, sino porque alguien les dijo que era un medio para vencer la timidez y superarse. Otros optan por practicar artes marciales, y otros, por ganar un concurso de canto o baile.

Esas inquietudes están conectadas por una necesidad en particular. Pero no la de llegar a ser grandes oradores, derribar a otros ni sobresalir ganando concursos, sino la de definir su identidad. Desde muy pequeño el ser humano tiene sed de identidad.

Timidez significa "con miedo". Hay miedos leves, otros naturales, y otros, que pueden alcanzar niveles de pánico, es decir, el miedo llevado al extremo por enfrentar lo que no se conoce o porque resulta extraño o fuera de lo común. Sea como fuere, es un obstáculo a la superación personal.

Pero ¿qué es el miedo? Contar con una definición específica nos pone en ventaja. Es increíble la cantidad de palabras que usamos sin haber preguntado jamás cómo las definen los que compilan los diccionarios y enciclopedias.

El miedo, como toda emoción, se dispara con un detonador, o sea, un peligro imaginario o verdadero (grande o pequeño), o por desconfiar de que suceda algo que esperábamos. Por ejemplo, estar en el mar, varios metros alejados de la playa, y ver que de repente se levanta ante nosotros una enorme ola. O tener que dar un examen del cual depende nuestro futuro, o ir al médico para recibir los resultados de una tomografía.

Miedo a "que no me aprueben [acepten, quieran, recomienden, feliciten, perdonen, ayuden]" y miedo a "no lograr mi meta [sueño, objetivo, plan, proposito]". Son miedos muy poderosos. Todos alguna vez hemos confesado haber sentido temor al fracaso, temor a hacer el ridículo o temor al qué  dirán, etc. Pero, ¿acaso es infundado todo temor? ¿Es el miedo un mecanismo siempre destructivo? No.

Como dije, el miedo es una emoción detonada por lo que consideramos amenazante, peligroso, arriesgado, desconocido, decepcionante o que de cualquier otro modo podría poner a prueba nuestro bienestar, equilibrio o estabilidad. Si nos amenazan con despedirnos del trabajo y tenemos cuentas y créditos que pagar, o si no sabemos nadar y nos empujan a una piscina, todas esas son cosas que, de solo pensarlas, nos intimidan.

¿De solo pensarlas? Significa que el detonador no es siempre real. Nuestra imaginación puede traicionarnos y asustarnos con fantasías que, en la mayoría de los casos, nunca se hacen realidad. El problema es que ni siquiera sabiendo que no se harán realidad, preferimos alejarnos lo más posible del borde. El deseo de seguridad es tan fuerte que nunca nos atrevemos a darles ventaja.

En otras palabras, el miedo es un mecanismo de seguridad que nos protege del peligro, es decir, de sufrir daño. Lamentablemente, llevado al extremo, puede convertirse en una fórmula para el fracaso en todo lo que nos proponemos.

Como notarás a lo largo y ancho de este blog, nunca pongo el énfasis en funcion de perder el miedo, sino de ganar valor. No le doy tribuna al miedo de hablar en público, sino al valor de hacerlo. Solo hablo del miedo cuando alguien insiste en hablar del miedo, a fin de darle una lección: No preguntar como perder el miedo, sino cómo ganar valor".

No es solo una cuestión de ponerse en positivo. ¡Es mucho más que eso! Ponerse en positivo puede detonar la emoción de modificar un estado de ánimo, una postura o una actitud en un momento dado. Pero eso no es suficiente. 

Por ejemplo, si tengo frío, me abrigo, el frío pasa. Pero si aprendo un método naturista para usar el frío a mi favor, causando y controlando la reacción térmica apropiada, habré superado la actitud de rechazo al frío y le daré la bienvenida, porque he descubierto el secreto para transformarlo en calor. 

Algo parecido sucede con el carácter y la personalidad. No se trata de vencer el miedo de hablar en público, sino de aprender técnicas dinámicas para exponer tus ideas, lo cual no solo te sirve para hablar en público, sino para encarar la vida. Está  demostrado que mejorando su manera de expresarse, uno potencia toda su personalidad.

Uno puede sentirse tímido ante ciertas circunstancias. Es normal. Pero si está consciente de que se trata de una desventaja que en términos generales está socavando sus oportunidades de beneficiar a los demás con sus discursos, sería prudente estudiar, no un método naturista para restablecer el equilibrio térmico del cuerpo, sino Las 4 Leyes de Técnicas Dinámicas Para Hablar en Público

Has alimentado tu identidad desde temprana edad, y sigues haciéndolo hasta ahora. El que estés leyendo esto es una prueba de ello. Y si piensas que la habilidad para exponer en público coadyuvará para reforzarla de un modo muy particular, de hecho te acortarán el camino y reducirán tus esfuerzos para lograrlo, catalizando tus habilidades para exponer. Tu identidad se retroalimentará con cada éxito que sientas después de una presentación. Tu fluidez será tal que tus amigos dirán que después tendrás que tomar un curso para callarte en público.

De hecho, Las 4 Leyes de Técnicas Dinámicas Para Hablar en Público, Ganar Confianza y Relacionarte con los Demás te serán de gran ayuda para conseguir, mantener y restablecer el equilibrio mental y emocional que necesitas para encarar mucho más eficientemente tus retos en la vida, no solo porque reforzarás los puntos de vista positivos que acumulaste todos estos años, sino porque afianzarás una personalidad cada vez más productiva y satisfaciente.
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Jordi Sierra i Fabra, escritor, llegó a ser locutor de radio aunque era tartamudo. Puedes verlo en YouTube la serie "Aprendemos juntos" del BBVA. Él mismo comparte su biografía y cuenta como superó su tartamudez. Notarás cómo aplica espontáneamente los cuatro principios de las 4 Leyes. Informa, impacta, conmueve y entretiene.