Anorexia de aprecio

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La anorexia emocional o de aprecio ocurre cuando la salud de una persona se deteriora de muchas maneras debido a que siente que no la valoran.

Quizás llegue al colmo de sentir miedo intenso de expresar lo que piensa o siente, incluso si sabe que está en lo correcto y su idea es buena, interesante, conveniente o innovadora.

Tal vez esté esforzándose al máximo según sus circunstancias por manifestar aprecio por los demás, pero no sienta que a los demás les importe.

Es cierto que, como en la anorexia literal, los genes y las hormonas juegan un rol preponderante. Pero las actitudes sociales contribuyen al problema, sobre todo si intencionalmente la hacen sentir mal, como ocurre con el bullying.

La persona tal vez esté más interesada en la aprobación de los demás que en la aprobación de sí misma o de las personas que realmente la aprecian.

Quizás se obsesione con su aspecto y no logre vestir, arreglarse o desenvolverse como supone que los demás quisieran.

¿Será que todo comenzó en la niñez, y lleva muchísimos años luchando con esos sentimientos?

Vivir sintiéndose menospreciada puede tener un impacto muy negativo en la imagen que tiene de sí misma. La persona no solo se siente inútil. Tal vez pierda los deseos que normalmente tienen las personas de su edad o de su entorno.

Nada le agrada, nada la motiva, nada la ilusiona y nada la levanta. No quiere formar parte de ningún grupo social, no quiere tomar decisiones, no quiere que la critiquen, no quiere criticar, no quiere molestar ni que la molesten...

Sus conceptos de la belleza y fealdad podrían poner a prueba su paciencia y hasta su punto de vista acerca de lo que significa la felicidad.

Pierde el deseo de pensar en nuevos proyectos, y no se deja penetrar fácilmente por razonamientos que apuntan a su recuperación.

El temor al qué dirán o a hacer el ridículo quizás la vuelvan perfeccionista, es decir, que nunca esté satisfecha con los resultados de sus esfuerzos. Y probablemente viva enmarcada en una serie de reglas estrictas (autoimpuestas o impuestas por otros) que no dejen lugar para el ensayo, el error o los defectos. Ganar experiencia se torna en una carrera de obstáculos que, en apariencia, es muy difícil de ganar.


La anorexia de aprecio podría ser especialmente un problema en la adolescencia, que es cuando más influyen los medios de comunicación promoviendo la aprobación de los demás como si fuera el premio tras el cual todos deberían ir, lo cual no es cierto.

No digo que no pueda convertirse en un problema grave también en la tercera edad, que es cuando ocurren los despidos, la jubilación y otras circunstancias relacionadas con la edad avanzada, que es cuando más se debería sentir el aprecio y el agradecimiento de los demás.

¿Sientes que no te aprecian lo suficiente, a pesar de que los demás tratan de mostrarte su afecto?

¿Rehúsas involucrarte en actividades sociales que te parece que para los demás son completamente normales?

¿Crees que tu imagen ha sido afectada negativamente por el sentimiento de no sentir que los demás te valoran?

¿Te han asaltado pensamientos suicidas de manera recurrente?

¿Rumias el rencor que sientes por quienes te hicieron daño en el pasado, a los que culpas en parte por tu situación en la vida?

¿Das muestras excesivas de cariño a los demás a fin de contrarrestar tus propios sentimientos de desvalorización, porque sientes que en lo que aprecias a otros te sientes mejor?

¿Prefieres aislarte constantemente para no experimentar la sensación de menosprecio de los demás?

¿Consumes medicamentos que te ayudan a paliar algunos de los síntomas negativos de tu situación?

¿Has pensado en conversar con un especialista sobre el problema con la finalidad de averiguar el daño que todo esto le está causando a tu vida?

Lo más difícil en estos casos es lograr que la persona reconozca, entienda, asimile y enfrente el problema.

Muchas veces la causa no está en la persona misma, debido a que se estuviera mostrando desagradable en el trato, sino a la frialdad de los demás, que tienen su propios problemas y los mueven a portarse así, o a que no se han percatado del daño que produce su indiferencia en otras personas.

Un jefe que mantiene una disimulada o abierta actitud hostil hacia sus subordinados (lo cual es una manifestación de desprecio) podría mermar dramáticamente el desempeño en todos los niveles y traer abajo la producción, causando que la compañía mantenga niveles bajos de desempeño, calidad y éxito.

Un padre o madre que suele reaccionar disimulada o abiertamente de manera hostil o súper exigente con sus hijos (lo cual ellos interpretarán instintivamente como desprecio) podría afectar su desarrollo y generarles deficiencias y carencias sociales que les dificultarán el éxito.

Es cierto que un padre debería ser algo exigente, y que sus evaluaciones o críticas son necesarias para el desarrollo de sus hijos.  En tal caso, sus comentarios serían percibidos como muestras de aprecio y afecto, no como hostilidad ni desprecio.

Un cónyuge que suele responder de manera desagradable u hostil a su pareja (lo cual será interpretado como menosprecio) podría robar la felicidad del hogar y generar suficientes problemas como para mantener un ciclo vicioso de frustración y cólera, el caldo de cultivo de la incomunicación y la separación.

Casi todas las personas que sufren de anorexia de aprecio quisieran creer que su problema tiene solución. Pero el aprecio de los demás no se vende en una tienda. Es algo que los demás sienten hacia uno. Entonces, ¿no hay nada que se pueda hacer?

Menospreciar y despreciar a los demás pagándoles con la misma moneda nunca podría producir una solución. Sería como echar leña al fuego. El problema aumentaría más y más.

La clave consiste en hacer precisamente lo contrario. Las expresiones de aprecio y afecto suelen ablandar a las personas hostiles y displicentes. Y si no, por lo menos hacen que uno se sienta bien manifestando buenas cualidades. ¿Por quéí?

La lógica es que uno no tiene derecho de exigir algo que no está dispuesto a dar. Por ejemplo, si el jefe no habla bien de su propio jefe (del gerente, de los accionistas, de los clientes o de sus proveedores), sus subordinados imitarán su comportamiento. ¿Cómo? Hablando mal de su jefe, del gerente, de los accionistas, de los clientes y de los proveedores. No funciona de otra forma.

En otras palabras, hay un efecto colateral o "de cola". Es decir, se causa daño a la(s) persona(s) que están junto o al lado de uno.

El objetivo de expresar aprecio por los demás es que se restauren las relaciones humanas y se mantengan saludables, con la finalidad de que todos los implicados se sientan valorados y su rendimiento se dispare positivamente.

El efecto de que una persona anoréxica reciba tratamiento es que recupere su peso y se sienta bien consigo misma. Igualmente, el efecto de tratar bien a las personas de manera que se sientan valoradas y apreciadas es que recuperen su amor propio y autoestima, se sientan bien consigo mismas y con los demás, y rindan muy por encima de su promedio de rendimiento.

Mejoran las relaciones sociales, disminuyen los sentimientos de inutilidad y se recuperan las ganas de vivir. Nuevamente se sienten útiles y se integran trabajando en equipo.

No es fácil. Toda la familia, toda la compañía, todos los estudiantes deben involucrarse, ya que todos han contribuido al problema directa o indirectamente, y todos deben trabajar duro para poner bajo control sus propias emociones.

No es realista pensar que todo mejorará con unas pastillas, como con el toque de una varita mágica. Eso solo se ve en los dibujos animados. Se requiere grandes dosis de paciencia y de expresiones de aprecio (felicitaciones, decir "gracias", "por favor", "permiso", tomar la iniciativa para hacer favores y ayudar, mostrarse cooperativos, apoyar al que necesita apoyo, comprender las limitaciones de los demás, y sobre todo, tener misericordia con los errores y defectos, no tomarse las cosas tan en serio, bromear a menudo y reírse de los tropiezos, descuidos y errores).

Un ambiente en el que se ríe poco, es un caldo de cultivo para muchos problemas. De hecho, es como nitroglicerina. Al menor movimiento, todos explosionan.

Las personas que todo se lo toman personalmente o en serio están condenadas a sufrir de anorexia de aprecio, con todos los efectos colaterales mencionados.

Si no hay una modificación en la manera de enfocar los problemas ni se rehace el sistema pensante que llevó a la anorexia de aprecio, el individuo, la familia, los compañeros de estudio o de trabajo y los vecinos y conocidos seguirán sufriendo los efectos colaterales de su falta de amor. Alguien dijo una vez que a Don Quijote lo volvieron loco sus tías.

Queremos ser un estímulo para los demás y animarlos a mostrarse aprecio unos a otros más a menudo y en mayores proporciones, darles permiso para cometen sus popios errores, siendo comprensivos y perdonadores, reconociendo que los errores ganan experiencia.

Solo así todos serán sanados y disfrutarán de mejores relaciones humanas, rindiendo al máximo, produciendo al máximo y disfrutando lo más posible de la vida.

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