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Prepara y presenta tu exposición teniendo en cuenta estímulos físicos apropiados para 'llegar' al auditorio, y apelar a su nobleza.
No es siempre posible estrechar las manos de todos tus oyentes, pero puedes estrechar las de un representante.
Y si no puedes tocar a nadie, aún puedes excitar respetuosamente sus sentidos (vista, oído, tacto, gusto, olfato, equilibrio, vísceras y músculos) por medio de decir cosas que les hagan sentir imaginariamente tal contacto.
Por ejemplo, algunos candidatos políticos estrechan la mano de alguien antes de comenzar a hablar. También cargan en brazos a los niños o aparentan que desean dejarse tocar por la muchedumbre que está acordonada a lo largo de su camino. Y no es raro que dejen caer mil globos desde el cielo o regalen dulces y recuerdos.
Ciertos artistas arrojan algunas de sus pertenencias al público como souvenir, y hasta el Papa parece proyectar un contacto físico masivo al besar el suelo patrio al descender del avión en los lugares que visita, o cuando permite que algunos le besen el anillo que lleva en la mano.
La necesidad y el poder del estímulo físico es tan grande y necesario que los recién nacidos que se dejan abandonados y privados de caricias podrían enfermar o hasta morir.
Por otro lado, por vivir sin restricciones con el sexo opuesto, muchas personas se han dejado llevar desde el más 'inocente toque' de una mano hasta cometer las más apasionadas y terribles estupideces de su vida.
Por supuesto, aunque en la mayoría de los casos la persona que expone de ninguna manera toca literalmente a sus oyentes, puede hablar de modo que todos palpen con su imaginación las cosas que dice.
Por ejemplo, al hablar del 'ondulante océano que aplaude por las noches la serena orilla de una playa paradisíaca', o del 'sofocante calor que hierve en la sangre del caballo que está a punto de ganar una carrera'. El auditorio parece tocar el agua, las olas, la noche, la playa, el calor, la sangre, el caballo y la carrera.
Por tanto, recuerda que aunque todas estas clases de estímulo son importantes, tienen su lugar, su momento y sus contraindicaciones. Usando un buen criterio y tomando decisiones prudentes podrás causar un impacto moderado que añada vigor a tus palabras.
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