Alienta la cooperación
Pocas cosas llaman tanto la atención en la naturaleza como la cooperación entre las hormigas. No tienen un líder, pero realizan tareas coordinadas de gran alcance. Cada una nace sabiendo el trabajo que tiene que hacer por el bien común, o sea que procrean hormigas preprogramadas que vienen al mundo con un instinto específico de lo que tienen que ser y hacer en la vida.
Qué diferentes somos los seres humanos, que podemos llegar a ser lo que nos propongamos e, irónicamente, necesitamos que a duras penas nos convenzan de la necesidad de poner el hombro y ayudar a los demás. Y cuando lo hacemos, necesitemos que alguien supervise nuestra labor para ver si la hicimos bien.
Alguna vez hemos visto cómo cierto feroz delincuente opone una tenaz resistencia contra la policía. Pareciera que nada lo convence. Bueno, sabemos que una bala lo detendría. Pero ningún policía le dispararía si él no disparara su arma primero, o por lo menos si no apuntara contra uno de los policías.
Pero ¿cómo reacciona cuando escucha los ladridos del perro de la unidad canina que soltarán en los próximos segundos? Es casi seguro que alce los brazos y se rinda como un corderito. Las cosas que imaginó y las sensaciones que corrieron por su sistema nervioso lo convencieron y persuadieron.
Ahora bien, no digo que hay que disparar un arma o morder a un oyente para que todos presten atención, se convenzan y cooperen. Pero hay que captar su atención y persuadirlos con palabras y silencios apropiados.
En oratoria es un reto promover la unidad de criterio y de propósito entre los asistentes sin valernos de actitudes ni expresiones amenazadoras. Y nos cuesta tanto que, a veces, nos conformamos con conseguir la aprobación de la mayoría (y quizá ni siquiera eso logremos).
Los oradores suelen luchar contra la tendencia hacia el egoísmo. Tienen que mover el corazón de la gente para que coopere. El espíritu de competencia cala profundamente y es difícil de transformar en cooperación. Todos abrigan la mentalidad de ser el primero, llegar primero, comer primero, etc.
Por eso, es necesario que reflexiones en el hecho de que tu manera de exponer puede promover la aceptación voluntaria de tu argumento o inhibirla con tanta facilidad como una chispa bastaría para quemar una alfombra.
¿Cómo lograrlo?
En vez de forzar al auditorio, háblale como si lo liberaras de los grilletes que hubiera tenido en su forma de pensar. Recuerda que la cooperación forzada produce, en el mejor de los casos, un trabajo de menor calidad.
La gente que trabaja descontenta nunca rinde un servicio pleno. Siempre hay que estar vigilando de cerca cómo progresan. Algunos desaparecen y no regresan jamás. Otros se convierten en resentidos, traidores, espías u detractores tenaces.
En cambio, el apoyo voluntario logra que hace que más gente trabaje a conciencia. Un reflejo de este concepto puede observarse, por ejemplo, en los paquetes de galletas. Cuando los empleados trabajan a conciencia, se esmeran por transportarlas cuidadosamente. El cliente las disfruta mejor.
En cambio, cuando muestran descuido o quieren vengarse de la compañía, las manipulan irresponsablemente. Basta un solo empleado resentido para perjudicar la calidad del producto en cualquiera de los muchos puntos de embarque de la cadena de distribución entre el fabricante y el cliente. El cliente arderá de frustración cuando las reciba quebradizas o deshechas. No volverá a comprarlas en el mismo establecimiento.
Por eso, es mejor colocar el énfasis en los aciertos y en lo que puede hacerse, ¡elevar la moral del trabajador, a fin de que rinda mejor! Una sola persona resentida puede dividir a cualquier equipo de trabajo y causar estragos en la cadena de satisfacción.
Pon el énfasis en los aspectos positivos
Enfoca los asuntos desde un punto de vista esperanzador. Habilita un camino y mira al futuro como a través de una puerta llena de oportunidades. Por ejemplo, di: "Analicemos cómo podríamos alcanzar la meta la próxima vez. Tal vez necesitemos poner más atención en lo que hacemos, ¿les parece?".
Evita poner constantemente el énfasis en lo negativo
Si continuamente enfocas los asuntos desde un punto de vista condenatorio, destacando vez tras vez el fracaso y centrándote en el pasado muerto e irreversible, avanzarás poco. Por ejemplo, la siguiente fórmula tenderá a desalentar, restar fuerzas y matar la iniciativa: "¿Creen que con lo que se esforzaron fue suficiente?".
Evita promover un conflicto
Manifiesta un agudo sentido de responsabilidad, es decir, responde a la altura de lo que se espera de ti.
Promueve la cooperación sin crear conflicto. Evita tomar partido por medio de apoyar o promover movimientos o ideologías ajenos al propósito de tu exposición.
Si una persona está indispuesta a escuchar o tomar parte activa, o tiene un prejuicio muy arraigado, recuerda que cualquier intento de coacción podría generar una fuerza contraria a la motivación que pretendas darle y desatar una acción opuesta al propósito que persigues, por más pruebas y evidencias que tengas (el típico tomate podrido en la cara).
Las peleas callejeras entre miembros de barras deportivas es una prueba de esto, también los odios doctrinales recalcitrantes que a través de la historia han terminado en cruentas guerras civiles e internacionales, los interminables e irreconciliables debates sobre política nacionalista en el seno de los parlamentos del mundo y hasta en el de la Organización de Naciones Unidas.
Por eso, hasta donde dependa de ti, esfuérzate por conciliar a unos con otros en vez de quebrantar la unidad del grupo hablando de las faltas que unos cometen contra otros. Indisponer a las personas socava la meta común y hunde el barco del proyecto en conjunto. Evita exacerbar el conflicto y la confusión de manera parecida a como saltarías afuera del agua para evitar a un tiburón. Solo así puedes demostrar que promueves la paz y los objetivos comunes.
"El bien más preciado de un orador es la colaboración voluntaria de sus oyentes."
Anónimo
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