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Un régimen de cuatro o cinco horas bien empleadas, repartidas a razón de 1 diaria durante cuatro días puede ayudarte a aprovechar mejor tus esfuerzos sin modificar tu horario habitual. Breves sesiones bien programadas de prácticas de 1 hora, de preferencia por la noche, te permitirán sacar el jugo a la formidable actividad subconsciente de tu cerebro durante el sueño. El subconsciente funciona permanentemente. Por la mañana despertará 'cargado' (aunque al principio parezca estar un poco confundido). Cuando necesites las ideas, saltarán a la orilla de tu mente, porque estarás autoprogramado.
Ensaya por partes
Ensaya el discurso por partes utilizando un bosquejo breve de puntos principales y secundarios, y dedica porciones de tiempo diferentes a la repetición de cada parte, asignando por separado una noche a cada una.
a. Repite el comienzo durante 1 hora y vete a dormir hasta el día siguiente. Repásalo por unos minutos al despertar, antes de levantarte de la cama y sin leer papel alguno.
b. Repite el argumento central durante una hora y vete a dormir. Repásalo por unos minutos al despertar, antes de levantarte de la cama y sin leer papel alguno.
c. Repite el final de la exposición durante 1 hora y vete a dormir. Repásalo por unos minutos al despertar, antes de levantarte de la cama y sin leer papel alguno.
Ensaya todo el discurso
Dedica 1 hora o más a ensayar el discurso completo, de principio a fin (puedes hacerlo en una habitación completamente oscura, paseando por el parque o en cualquier circunstancia en que se encuentre a solas, sin leer nada, solo imaginando cómo lo harás en realidad), hasta que cada parte te suene familiar. El Dr. Maltz, citando experimentos realizados respecto al poder de la imaginación, concluye que esta es más fuerte que la fuerza de voluntad porque permite al individuo realizar en sus pensamientos una tarea o meta antes de alcanzarla materialmente, lo cual predispone positivamente toda su actividad real.
Redacción (opcional)
Redactar significa escribir con tus propias manos o con la ayuda de un mecanógrafo o magnetófono, palabra por palabra, las ideas creadas por tu mente. Si copias textual y literalmente una idea ajena, y sabes el nombre de su autor y/o el nombre de su editor, sería ético mencionar al autor. Si se trata de un comentario o explicación sobre una idea ajena, puedes omitirlos o mencionar la fuente. Si decides redactar toda la exposición, de preferencia hazlo después de haber concluido tus ensayos en voz alta con un simple bosquejo de ideas. Entonces hallarás las palabras apropiadas y tus ideas fluirán sobre el papel.
Si sigues el procedimiento empírico de comenzar a escribir el discurso palabra por palabra comenzando desde la introducción, sin tener una idea clara de lo que quieres lograr con tu discurso (objetivo) ni de cómo lo concluirás (conclusión), perderás tiempo valioso y la frustración te embargará a medida que deseches hoja de papel tras hoja de papel sin poder avanzar significativamente. Para que las ideas se ordenen y fluyan en tu mente, necesitas programar tu cerebro con un objetivo claro y, por lo menos, con un bosquejo nítido. Entonces fluirán y sabrás cómo redactarlo.
Corrección gramatical y ortografía
"Purus gramaticus, purus asinus (Un gramático puro, un puro asno)" era un dicho popular de la Edad Media, según Vicente Vega, erudito compilador de frases célebres y citas literarias (1952). Este mismo autor citó un pasaje de Erasmo, de su Elogio de la estulticia, que decía, en parte: "...las ciencias... que no son sino puro tormento de la mente, hasta el punto de que una sola de ellas, la Gramática, se basta y se sobra para ser el verdugo de la vida". Erasmo había escrito: '...los maestros de Gramática, casta que sería, sin disputa, la más desgraciada, la más aflictiva y la más dejada de la mano de los dioses, si yo (la Estulticia) compadecida cordialmente de los de tan aperreada profesión, no mitigase sus desdichas con cierto género de dulce locura'. ('Estulticia' significa 'necedad', 'tontería'.)
Con esto de ninguna manera concuerdo en que la gramática y la ortografía sean necedad. Solo quiero que comprendas que para escribir correctamente es necesario estudiar el lenguaje, y ni modo que tomes un curso universitario solo para escribir tu discurso, ¿verdad? Yo nunca tomé un curso de redacción, gramática, ortografía, 'impostación vocal', canto, teatro, expresión corporal, ciencias de la comunicación ni cosa por el estilo. ¡Me enorgullezco de ser autodidacto! Y aquí me tienes escribiendo y exponiendo en público sin problema desde, más o menos, 1965.
Lo importante es que tus palabras suenen claras y coherentes, para lo cual puedes comenzar desde donde te encuentres. Si decides que quieres mejorar tu escritura, puedes continuar tus progresos más adelante, poco a poco. Solo quiero que comprendas que de ninguna manera permitas que la falta de nociones sobre el lenguaje te disuada de escribir tus discursos. ¡Hazlo! Tal vez alguna persona (un estudiante de derecho, una secretaria ejecutiva, un profesor de lenguaje), pueda ayudarte a corregir las pruebas, en caso de que tengas que presentar un escrito.
Por otro lado, si deseas comunicarte con un corrector profesional de pruebas y enviarle tu redacción en un disco flexible, te devolverá el trabajo corregido a vuelta de una semana a cambio de unos cuantos dólares. Puedes obtener los datos en la siguiente dirección: http://www.escritores.org.
Dicho sea de paso, mis artículos en Oratorianet de ninguna manera han sido perfeccionados gramaticalmente por un experto. Los errores que contiene son parte de mi originalidad. ¿Algún problema? Ja, ja, ja, ja. Por eso, procede y redacta tus discursos sin temor. Disfruta el placer de escribir tus ideas sin temer que algún gramático las critique severamente. ¡Hazlo y punto! Jamás podrás evitar que la crítica te muerda el talón algún día.
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