Cómo sembrar las ideas en la mente

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Imagina que tus ideas son como semillas que pueden producir árboles, frutos y semillas de más ideas.

¿Las arrojarías en medio del camino, para que las pisoteen? ¿Las tirarías sobre un montón de piedras, para que se sequen con el calor del sol? ¡De ninguna manera!

Removerías la tierra para airearla, y la regarías, la abonarías y la prepararías debidamente para incrementar su poder y fertilidad.

Algo similar sucede cuando grabas ideas en la memoria del auditorio. Para sembrar una idea no basta con decir las cosas claras. Hay que causar impresiones en la sensibilidad del oyente, para lo cual puedes tomar en cuenta tres detalles:

Sembrar la idea

El primer paso es sembrar la idea con una imagen mental o una pregunta de impacto. Despierta la imaginación del auditorio con expresiones que pueda ver con los ojos del entendimiento. Por ejemplo, en vez decirle: "Los amigos se atraen mutuamente", añade: 'como un imán'. O pregunta retóricamente: "¿Cómo se atraen los amigos? -y da la respuesta- ¡Como un imán!". La expresión 'se atraen' es abstracta, es decir, difícil de imaginar, en cambio, la figura mental del imán es concreta y despierta emociones y sensaciones que contribuyen a entenderla y fijarla: "Los amigos se atraen como un imán".

Así es como te recomiendo sembrar la idea en el campo de cultivo de la forma de pensar de tu auditorio, porque las figuras imaginarias, los modelos, las preguntas penetrantes y las lecciones de la vida (que son puntos de vista transformados en energía) son como semillas que tienen el potencial de echar raíces en su interior.

Por ejemplo, tal como las substancias electroquímicas salvan las distancias entre las dendritas de las neuronas del cerebro para comunicarse entre sí, las ilustraciones salvan la distancia entre tú y tu auditorio y te comunican eficazmente.

Activa la chispa de la idea. Sembrar una idea con impacto es solo el primer paso. Falta impulsar a acción, porque generalmente tu propósito es obtener cooperación. El ser humano requiere por lo menos tres cosas para responder voluntariamente:

1) Que le despierten un deseo por la idea. Tu auditorio necesita tomar conciencia de sus inclinaciones, dones, tendencias, predilecciones, preferencias, necesidades, apetitos, aspiraciones, solicitudes, ilusiones, ambiciones, intenciones o esperanzas por realizar sus deseos. Si carece de estas cosas, tal vez preste muy poca atención a tu exposición. Por eso, identifica y saca a la superficie algunas de estas cosas, entonces te prestarán atención.

2) Que le despierten una pasión por hacer realidad su deseo. Tu auditorio necesita encender el fuego de su entusiasmo por una idea que sea común a sus miembros y que viva en su interior. Recibirá la chispa de la vida cuando crean en tus promesas o sientan la garantía de que con ella satisfarán sus deseos o necesidades. Entonces su pasión emergerá desde lo más profundo y la idea cobrará sentido propio, moviéndolos a acción. Por otro lado, falta algo más. Diles cómo hacerlo.

3) Que le expliquen cómo llevar a cabo el deseo. La motivación se aprovecha más cuando hay una meta u objetivo. ¿Para qué sirven las conexiones eléctricas de una casa sin lámparas ni electrodomésticos? Igualmente, para realizar sus deseos el auditorio necesita definirlos, trazarse metas y dar pasos para alcanzarlas. Tú puedes ayudar a tus oyentes a pensar en tales cosas. Tienes el "know how", el "cómo se hace". Explícale detalladamente qué pasos dar.

Arraigarla

Una idea da fruto cuando se piensa mucho en ella. ¿Cómo sabes que el auditorio la captó y acogió? ¡Inculcándola! Eso significa más que simplemente sembrar y regar. El agricultor regresa constantemente al campo y verifica que la semilla esté creciendo saludablemente. Igualmente, aunque hay ideas que podrían crecer tan altas como una secoya, necesitan una lluvia constante. ¿A qué corresponde esta ilustración? A la repetición, la madre de los recuerdos. ¿Cómo aprendiste la tabla de multiplicar? ¡Repitiéndola! ¡Te la inculcaron! Aplica una copiosa lluvia de repetición de la idea clave.

Colocarle rótulos inolvidables


Coloca, en sentido figurado, un rótulo o marca que permita al auditorio ubicar la idea después con facilidad en el archivo aparentemente ilimitado de su cerebro, aunque haya pasado mucho tiempo, tal como un agricultor coloca marcas y letreros en el terreno para saber qué clase de planta sembró aquí y allá, para regresar, abonarla, podarla o fumigarla. ¿Crees que es suficiente con sembrar, activar y arraigar superficialmente una idea en el auditorio si después le será difícil o imposible recordarla? Eso se asemejaría a una semilla que se seca.

Por ejemplo, si un publicista contrata a un conocido animador de un programa de televisión (o una figura deportiva, un cantante o actor famoso) para promover un producto o servicio, este se convierte en el rótulo de la idea. A partir de entonces, aunque el animador haya muerto o hayan pasado muchos años, cada vez que recuerdes al animador, también recordarás el producto o servicio y las emociones y sensaciones que el anuncio despertó en ti la primera vez. El producto quedó ligado a su imagen tal como si fuera un barco que ha sido sujetado por un ancla. En este caso, el rótulo inolvidable es el animador que interpretó el comercial.

Sembrar, arraigar, activar y rotular las ideas es un proceso necesario para promover el entendimiento y la cooperación del auditorio. Medita en los detalles que podrías usar como rótulos para los puntos principales. Puede ser una palabra o frase, una actitud, un dibujo o una escena.

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