Potencia de voz

(Ver otros artículos)



Así como el sonido de una guitarra depende no solo de su caja de resonancia, sino de la fuerza con que el guitarrista la toque, la voz humana no solo depende de la fuerza que le impone el orador, sino de la resonancia que produce con sus resonadores (tórax, aire, diafragma, etc.)

Una voz fuerte inspira confianza en el orador y favorece la producción de ideas y ademanes más eficaces.

En el pasado era imprescindible la acústica de los salones porque la resonancia de la voz era el único recurso disponible. La voz de los oradores, poetas y cantores era impresionante.

En cambio, en el siglo XX, gracias al adelanto científico, la acústica artificial salió al rescate: El micrófono resolvió el problema.

Puedes llegar cómodamente hasta la última fila de un auditorio de 100 personas con la intensidad de tu voz, y, si esta es insuficiente, ya sea por debilidad o porque el auditorio es más grande, puedes usar un equipo de sonido, y listo. Por otro lado, si hablas regularmente y durante largos períodos (de auditorio en auditorio), tal vez te convenga hacer algunos ejercicios. El micrófono de ninguna manera aliviará una irritación.

Factor de énfasis

Se logran efectos muy interesantes de énfasis cuando se combina flexiblemente la potencia de voz con una pronunciación correcta, la velocidad y el tono de voz.

Ejercicio de ladrido

Los ejercicios controlados de ladrido te permiten comenzar a desarrollar potencia para hablar. Observa detenidamente cómo ladran los perros o rugen los leones, cómo lo hacen, cómo contraen el estómago y proyectan el sonido a gran distancia. Imagina que el sonido es una pelota invisible de tenis y pregúntate hasta dónde llegaría.

Igualmente, habla como si proyectaras tu voz desde el escenario hasta la última fila del auditorio. Usa tus pulmones en toda su amplitud, desde abajo. No es cuestión de forzar la voz ni hacerte daño, sino de dejarla salir con naturalidad desde el fondo.

Coloca ambas manos en forma de cuchara, como para recibir agua, y llévalas a tus orejas para escuchar tu voz con más claridad, como si se tratara de hablar con dos teléfonos al mismo tiempo, y comienza a ladrar suavemente. Siente las contracciones del diafragma en la parte superior de tu estómago. Después hazlo con un poco más de esfuerzo, pero sin exagerar. Luego, reemplaza el ladrido por la palabra "oiga", "Paola" o "Carola".

Junta las palmas de ambas manos y cubre someramente tu nariz y boca. Luego comienza a hacer resonanr tu pecho como con un suave gruñido las letras M, N, Ñ, L y R o diciendo palabras que las contengan (biombo, Maracaná, cañaveral, córtenlo, cadalso, temblando, circunferencia). Luego descúbrete y procura producir un sonido similar.

Ejercicio de boca de megáfono

Los ejercicios de boca de megáfono -o de abrir bien la boca desde el interior- te permiten una mayor proyección de la palabra con menos esfuerzo. Tal como un megáfono propaga mejor el sonido de la voz, el interior de tu boca debería funcionar como un megáfono, lo cual no será posible si no la abres un poco. Si mantiene los dientes superiores e inferiores casi pegados, tendrás menos resonancia que si los separas un poco (más o menos el grosor de un lápiz).

Primero, toma conciencia de la utilidad de tu resonancia. Por ejemplo, pon tu boca dentro de una sartén y di suavemente: "Carola". Seguidamente, compáralo haciendo lo mismo dentro de una olla muy grande, y observa cómo tu voz ha 'crecido'. Es la resonancia. En realidad, es tu misma voz, pero la olla le ha dado más fuerza y presencia.

Por una razón parecida, si abres la boca ampliamente, como una corneta, es decir, usando tus pulmones y tu boca como resonadores, y dices: "¡Carola!", "¡Zambo!", "¡Tecla!", tus pulmones actuarán como una olla, y tu boca como un megáfono. Cuanto más aproveches estos recursos, tanto más llena y fuerte se oirá tu voz.

Ahora bien, ten en cuenta que estos son solo ejercicios. No significa que debas andar por ahí abriendo la boca como una corneta cada vez que hablas. Cuando des tus discursos, tu resonancia saldrá naturalmente, sin necesidad de abrir la boca ni exagerar los movimientos de tu boca.

Lógicamente se trata de ejercicios sencillos. De ninguna manera realices movimientos exagerados de los labios delante del público, porque distrae mucho. Tu boca se convertiría en un factor de distracción.

Ejercicio de sentarte en una esquina

Los ejercicios de sentarte en una esquina te permiten, al mismo tiempo, mejorar tu capacidad oral y tu cultura. Toma asiento en la esquina de una habitación y lee en voz alta un libro o revista de cultura general. El sonido de tu voz chocará con la esquina, se proyectará mejor hacia tus oídos y te permitirá tomar conciencia de verdadera capacidad oral. Solo que al inhalar cada bocanada de aire, hazlo de modo que no oigas tu respiración, sino solo el sonido de tu voz, es decir, procurando una respiración casi imperceptible.

Si no quieres leer, puedes usar frases que contengan M, N, L y R. Para la resonancia pudieras decir algo así como: "El orador mayéutico hace una pregunta interesante para que el oyente la piense profundamente y responda con entendimiento". Y si lo que quieres es ejercitar el control de tu respiración (la salida del aire), procura decir la frase unas 5 ó 6 veces con una sola bocanada de aire, aprovechando al máximo la resonancia de la cavidad de la boca mientras dices la frase economizando el aire lo más posible. No te esfuerces demasiado, deberías hacerlo con naturalidad.

Para ejercicios de relajamiento algunos recomiendan oír la respiración, pero no los recomiendo para los ejercicios de potencia, resonancia y modulación. Aprovecharás mejor este ejercicio si combinas los ejercicios de resonancia y respiración con los de pronunciación. Se obtienen buenos resultados.

¿Ejercicios profesionales?

Si quieres hacer ejercicios de corte profesional para la oratoria, Nicanor Lafuerza (Chile) sugiere todo un régimen en su libro "El Arte de Hablar en Público". También puedes buscar en Internet "impostación de la voz". solo ten en cuenta que los ejercicios para el canto no necesariamente son  los mismos que para la oratoria o la locución radial, porque sus fines son distintos.

Un buen volumen de voz favorece la producción de ideas y ademanes vigorosos, porque está estrechamente ligado al entusiasmo, y el entusiasmo es un requisito para exponer en público eficazmente.

¿A qué sílaba dar más potencia?


Como sabemos, las palabras están compuestas por sílabas, y damos a cada cual la fuerza de voz que requiere para completar su sentido. Por ejemplo, "monarca" tiene tres sílabas o golpes de voz: mo/nar/ca. La mayor fuerza de voz recae sobre la segunda "nar", porque es la que lleva el acento, aunque eso de ninguna manera significa que las otras dos merecen poca o ninguna fuerza.

Lamentablemente, eso es, precisamente, lo que muchos hacen. Dan demasiada fuerza a una sola parte de la palabra en detrimento del resto, lo cual crea confusión o dificulta el entendimiento. Por ejemplo, en vez de oír: "Su habilidad de observación fue incomparable", el auditorio solo oye: "...lidá ...vación ...pará". Si el mensaje se difunde por radio o televisión, y la voz produce demasiada resonancia, la dificultad para entenderle aumenta. Por ejemplo, "¡los papás!", podría sonar: "¡Papapaaa!", o "una energía" podría sonar "una herejía".

Para evitar ese efecto, es imprescindible hacer ejercicios de articulación de las palabras tomando conciencia de la necesidad de pronunciar claramente TODAS las sílabas, a pesar de que solo una sola de ellas reciba la mayor potencia.

Más adelante en este mismo archivo, en el artículo "¿A qué velocidad leer en público?" hallarás otros ejercicios que ayudarán a tu resonancia y potencia. Los ejercicios para la potencia de voz, pronunciación, tono, modulación y velocidad pueden realizarse simultáneamente para obtener mejores beneficios.

Aunque es cierto que un micrófono amplía el sonido de la voz, también puede contribuir a la difusión de una pronunciación incompleta de las sílabas y causar tropiezo al entendimiento, sobre todo, cuando se dicen palabras o frases que pueden entenderse de dos maneras diferentes.

Por ejemplo: Si "de vuelta en la nave madre" se oye como "devuel...nae...mae...", podría interpretarse como: "de vuelta la madre", "revuelva la madre" u otra cosa. ¿Por qué? Porque la exigencia del entendimiento, es decir, la necesidad de entender el pensamiento completo, obliga al oyente a llenar automáticamente los vacíos con lo primero que oye, lo cual sustituye con lo primero que se le ocurre.

Cuando el que habla descuida este importante detalle, su pronunciación puede parecer adecuada en el plano de una conversación informal, aunque terriblemente deficiente si la oye en una grabadora. Las palabras requieren mayor fuerza de voz en las sílabas que llevan el acento, siempre que se evite un golpe de voz tan diferente que cause una confusión.

Por eso es vital realizar ejercicios o prácticas de articulación, para dar a cada sílaba la fuerza de voz adecuada.

Los ejercicios de respiración no solo sirven para el volumen o potencia de voz, o para lograr una pronunciación más exacta, sino para mantener un buen suministro de aire en los pulmones, reduciendo la ansiedad y, por tanto, manteniendo bien oxigenado el cerebro, reduciendo el riesgo de que la sangre se acumule en las piernas y se produzca un síncope vasovagal (ver Glosario). Por eso, acostúmbrate a hacer ejercicios de respiración, resonancia y decisión.

La voz aguda comunica tensión al auditorio, lo pone nervioso, y con el paso del tiempo lo exaspera; la voz áspera y fría, comunica falta de consideración y lo pone a la defensiva, no anima a cooperar; pero una voz agradable, cálida, amigable y bondadosa no solo lo motiva a prestar atención, sino lo que es más importante, a cooperar de buena gana.

Entonces, ¿por qué una voz de mando militar mueve a acción? Eso se debe a que se da en el marco de quienes gustosamente se han enrolado en el servicio militar. Pero si tu auditorio no está compuesto de soldados, te aseguro que un tono militar difícilmente logrará cooperación voluntaria; a lo mucho una cooperación forzada que rara vez es confiable.

Cuando los generales y coroneles de los ejércitos más poderosos del mundo hablan con la prensa, es decir, con civiles, no usan un tono militar, con una voz áspera ni fría, porque reconocen que no tendrían acogida.

Por eso, desarrolla tu personalidad, cultiva un estado de ánimo distendido y trabaja con tu voz procurando producir tonos agradables mediante un volumen controlado del aire. 

ARRIBA