La motivación es un acicate o estímulo que te da otra persona, o puede provenir de tu interior.
Por ejemplo, si tus padres te dicen que te portaste muy bien, de modo que por esta vez te darán un premio especial, puedes ver que hay beneficios tras el buen comportamiento; pero si no te dicen nada, o solo continúan recriminándote por lo que no hiciste bien, no le ves ninguna ventaja.
Igualmente, si terminas un trabajo y tu jefe te felicita, te sientes bien, con las fuerzas renovadas para seguir mejorando la calidad de tu trabajo. Te motiva la alabanza de aquellos a quienes quieres agradar. Y si te asaltan unos delincuentes y te amenazan con matarte a menos que les entregues todo lo que tienes, probablemente te sientas mal, sopeses tus opciones y les entregues todo para librarte de ellos lo antes posible.
También puede darse el caso de que alguien te impresione mucho por su actitud y comportamiento desbordante, por la energía que irradia en su discurso cargado de emoción. Llegado el punto culminante, realiza un acto de valor y pide a todos que lo imiten y se atrevan a hacer lo mismo que él hizo ("¡Wow! ¡Qué tipo! Haré todo lo que me diga, porque yo quiero ser como él!", piensas) .
También puede darse el caso de que alguien te impresione mucho por su actitud y comportamiento desbordante, por la energía que irradia en su discurso cargado de emoción. Llegado el punto culminante, realiza un acto de valor y pide a todos que lo imiten y se atrevan a hacer lo mismo que él hizo ("¡Wow! ¡Qué tipo! Haré todo lo que me diga, porque yo quiero ser como él!", piensas) .
Pero en realidad no es un acto de valor, sino un despliegue de arrojo basado en un truco o técnica que él les explica. Logra que otros lo intenten, ¡y lo hacen bien! Entonces usa la presión social ("Si otros pueden, tú también puedes") para que te sientas animado a hacerlo, y lo haces. Todos te aplauden a rabiar, y sientes que un poder especial llena tu corazón. ¡¡Fuiste capaz de hacerlo!! Sientes una gran motivación.
Pero, en realidad, ¿qué quedó demostrado? Lo mismo de siempre: 1) Que otra persona tuvo que motivarte, 2) que la persona que te motivó tiene una gran personalidad y te hizo hacer algo que no hubieses hecho sin que te estimularan, 3) y que todos en la sala eran personas que se dejan manipular fácilmente, hasta el grado de arriesgarse.
Pero, en realidad, ¿qué quedó demostrado? Lo mismo de siempre: 1) Que otra persona tuvo que motivarte, 2) que la persona que te motivó tiene una gran personalidad y te hizo hacer algo que no hubieses hecho sin que te estimularan, 3) y que todos en la sala eran personas que se dejan manipular fácilmente, hasta el grado de arriesgarse.
¿Y respecto de los que tuvieron una personalidad lo suficientemente fuerte para no dejarse manipular, de modo que se negaron a seguir las instrucciones? En su caso, se manifestó una falsedad: Que eran unos cobardes que se echaron atrás. Es una falsedad porque es mentira que resistirse a la presión social sea un acto de cobardía. ¡Es todo lo contrario!
Resistirse a hacer lo que un supuesto líder nos ordena no es un acto de cobardía, sino de entereza moral y emocional. Sobre todo si se trata de un capricho absurdo.
Por eso muchas pandillas se componen de seguidores que, por no querer pasar por cobardes, cedieron a la presión del líder y realizaron toda clase de supuestas 'pruebas de valor', y muchos de ellos terminaron en la cárcel, enrejados por todas partes y rodeados de otros que igualmente siguieron al líder motivados por una supuesta prueba de valor, lamentándose después, diciendo que los carceleros los tratan injustamente.
En todos esos casos, la motivación provino del exterior, es decir, de otras personas. Otros te inspiraron sentimientos de culpa y temor, o de arrojo y valentía. ¡No fue tu propia motivación, tu propia convicción, tu propia fe! Dependiste de la motivación de otra persona. Por tu cuenta, tal vez nunca lo hubieras hecho (y tal vez te hubieras evitado muchos problemas).
No quiere decir que en todos los casos la motivación exterior sea mala o inadecuada, pero debes tener cuidado de no dar tu obediencia y lealtad a quienes solo te someten porque necesitan fortalecer su propio ego.
La motivación interior, en cambio, es un acicate o estímulo que brota de tu interior como si se tratase de una fuente. ¿Cómo funciona? Bueno, en el primer caso, la motivación resulta de ideas que otros te meten en la cabeza, mientras que en el segundo las alabanzas y sentimientos de culpa o temor bullen en tu interior cuando piensas en cosas positivas o negativas. En otras palabras, la motivación interior proviene de ideas que abrigas sin necesidad de que otros te las recuerden o introduzcan.
No puedes evitar la motivación exterior, por lo menos durante la niñez, sino que recibes toda la influencia de los demás, del ambientes donde vives, de las cosas que ves y oyes: Sin embargo, puede ser tan fuerte que la interiorices en tu mente y corazón de manera que, aunque los demás ya no te digan nada, continúes pensando en ello, motivándote interiormente, siguiendo las mismas çordenes y prohibiciones (así hicieron mis padres y abuelos y yo seguiré haciendo lo mismo y moriré en mis trece aunque esté equivocado).
Por eso muchas pandillas se componen de seguidores que, por no querer pasar por cobardes, cedieron a la presión del líder y realizaron toda clase de supuestas 'pruebas de valor', y muchos de ellos terminaron en la cárcel, enrejados por todas partes y rodeados de otros que igualmente siguieron al líder motivados por una supuesta prueba de valor, lamentándose después, diciendo que los carceleros los tratan injustamente.
En todos esos casos, la motivación provino del exterior, es decir, de otras personas. Otros te inspiraron sentimientos de culpa y temor, o de arrojo y valentía. ¡No fue tu propia motivación, tu propia convicción, tu propia fe! Dependiste de la motivación de otra persona. Por tu cuenta, tal vez nunca lo hubieras hecho (y tal vez te hubieras evitado muchos problemas).
No quiere decir que en todos los casos la motivación exterior sea mala o inadecuada, pero debes tener cuidado de no dar tu obediencia y lealtad a quienes solo te someten porque necesitan fortalecer su propio ego.
La motivación interior, en cambio, es un acicate o estímulo que brota de tu interior como si se tratase de una fuente. ¿Cómo funciona? Bueno, en el primer caso, la motivación resulta de ideas que otros te meten en la cabeza, mientras que en el segundo las alabanzas y sentimientos de culpa o temor bullen en tu interior cuando piensas en cosas positivas o negativas. En otras palabras, la motivación interior proviene de ideas que abrigas sin necesidad de que otros te las recuerden o introduzcan.
No puedes evitar la motivación exterior, por lo menos durante la niñez, sino que recibes toda la influencia de los demás, del ambientes donde vives, de las cosas que ves y oyes: Sin embargo, puede ser tan fuerte que la interiorices en tu mente y corazón de manera que, aunque los demás ya no te digan nada, continúes pensando en ello, motivándote interiormente, siguiendo las mismas çordenes y prohibiciones (así hicieron mis padres y abuelos y yo seguiré haciendo lo mismo y moriré en mis trece aunque esté equivocado).
Si tomas conciencia de ello, puedes hacer algo para contrarrestar cualquier tendencia negativa; pero si no, simplemente te dejas llevar por la corriente. En tal caso, sigues siendo el foco de una motivación externa.
Por ejemplo, si tu padre te dice: "¡Eres muy inteligente!" introducirá una idea en tu mente y reaccionarás de alguna manera. Si te la crees y luego la repites vez tras vez frente al espejo, reforzarás tu autoestima, lo cual te ayudará a alcanzar nuevas y mejores metas. Pero si te dijo: "¡Imbécil!", introducirás esa idea en tu mente y reaccionarás de otra manera. En otras palabras, si te la crees y luego la repites vez tras vez frente al espejo, debilitarás tu autoestima, y tu desempeño será estorbado cada vez que vayas tras una meta, porque no te das una oportunidad de negar aquella creencia.
Recuerdo un día crucial en mi vida cuando era un niño de unos 7 años y mi padre se quitó el cinturón y comenzó a fajarme por algo que ya no recuerdo. Terminada la sesión, me metí al baño, cerré la puerta con llave y me puse a llorar y llorar frente al espejo. Pero al verme la cara de tonto, después de un rato me quedé callado y me dije a mí mismo: "¿Qué? ¿No tienes otras caras?". Y comencé a hacer muecas, una tras otra, cada cual más graciosa que las anteriores. Era increíble cuán creativo podía ser con los gestos. El resultado fue que terminé riendo a carcajadas. ¿Y el dolor? Ya no me importó tanto. Simplemente me dije a mí mismo "No conviene portarme mal", y seguí con mis cosas.
La motivación interior, es decir, la que brota en tu interior a partir de tus puntos de vista, puede ser positiva o negativa, y ayudarte a tener éxito en la vida o perjudicarte. Por eso, aprende y cultiva puntos de vista constructivos para producir mejores resultados en tu vida. Entonces dependerás más de lo que tú crees, que de lo que los demás crean de ti.
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Por ejemplo, si tu padre te dice: "¡Eres muy inteligente!" introducirá una idea en tu mente y reaccionarás de alguna manera. Si te la crees y luego la repites vez tras vez frente al espejo, reforzarás tu autoestima, lo cual te ayudará a alcanzar nuevas y mejores metas. Pero si te dijo: "¡Imbécil!", introducirás esa idea en tu mente y reaccionarás de otra manera. En otras palabras, si te la crees y luego la repites vez tras vez frente al espejo, debilitarás tu autoestima, y tu desempeño será estorbado cada vez que vayas tras una meta, porque no te das una oportunidad de negar aquella creencia.
Recuerdo un día crucial en mi vida cuando era un niño de unos 7 años y mi padre se quitó el cinturón y comenzó a fajarme por algo que ya no recuerdo. Terminada la sesión, me metí al baño, cerré la puerta con llave y me puse a llorar y llorar frente al espejo. Pero al verme la cara de tonto, después de un rato me quedé callado y me dije a mí mismo: "¿Qué? ¿No tienes otras caras?". Y comencé a hacer muecas, una tras otra, cada cual más graciosa que las anteriores. Era increíble cuán creativo podía ser con los gestos. El resultado fue que terminé riendo a carcajadas. ¿Y el dolor? Ya no me importó tanto. Simplemente me dije a mí mismo "No conviene portarme mal", y seguí con mis cosas.
La motivación interior, es decir, la que brota en tu interior a partir de tus puntos de vista, puede ser positiva o negativa, y ayudarte a tener éxito en la vida o perjudicarte. Por eso, aprende y cultiva puntos de vista constructivos para producir mejores resultados en tu vida. Entonces dependerás más de lo que tú crees, que de lo que los demás crean de ti.
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