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A veces, uno de nuestros peores enemigos es uno mismo, y no hay mayor campeón que el que se supera a sí mismo.
La ilustración de arriba no está haciendo apología del judo, sino representando la lucha interna que a veces uno debe librar contra sus propias desventajas.
Si uno no aprende a vencer sus debilidades, siempre acabará tendido sobre el tatami. No quisiera hacerse daño a sí mismo, pero sí ser lo suficientemente fuerte, hábil y decidido como para no permitir que el fracaso, la incertidumbre y el temor lo saquen de su centro de gravedad, le hagan perder el equilibrio y lo derriben de modo que no pueda levantarse.
Los hombres y mujeres que obtienen las calificaciones más altas en la escuela y la universidad de ninguna manera alcanzan siempre el éxito más grande, como comúnmente se cree, sino aquellos que desarrollan sus capacidades para capear la decepción, controlar sus emociones y llevarse bien con los demás.
Por ejemplo, tal vez uno presente discursos impresionantes ante grandes auditorios y aún así reaccionar inadecuadamente ante los altibajos de la vida en el plano personal.
Es un hecho que muchos egresados de las universidades alcanzan una gran inteligencia académica, aunque rara vez desarrollan habilidades de valor práctico para enfrentarse con éxito a los trastornos emocionales. Por decirlo así, su carácter se mantiene subdesarrollado.
Aprendiendo a capear las decepciones y adversidades
Por lo general, las decepciones nos toman por sorpresa y nos desalientan profundamente. Son un fiasco y pueden tener un defecto multiplicador, arrastrándonos, como si fuera, por un tobogán hasta convertirse en una verdadera desgracia.
Por eso, imagina que se trata de un toro. Tú eres el torero. ¿Qué harías? ¡Hazle un pase, gritando: "¡¡¡Ole!!!", y continúa con tu vida, remóntate tras nuevas metas. La próxima vez procura ser más realista y nunca esperes demasiado de los demás.
Aprendiendo a controlar tus emociones y pensamientos
Los niños que se sujetan a sus padres crecen seguros hasta llegar a adultos y adquirir su independencia. Poco a poco se les entrena a responder eficazmente ante cada circunstancia. Lo mismo puedes hacer con tus emociones. Mantenerlas en sujeción, y evitar por todos los medios que se apoderen de ti.
Aprendiendo a llevarte bien con los demás
Para llevarte bien con los demás evita mantenerte al margen. No te apartes, dando la impresión de que los menosprecias. Por lo contrario, asígnales el mérito y la reputación que se merecen. Ten consideración por sus limitaciones y carencias, y toma la iniciativa al saludarlos y compartir de lo tuyo, un gesto, unas felicitaciones, un consejo. Obséquiales algo de vez en cuando como símbolo de tu aprecio. Sobre todo, conserva una distancia respetuosa y concédeles el derecho a una vida privada.
Por eso, si quieres tener éxito en las batallas que libras interiormente, piensa con claridad, pon orden en tu vida emocional y desarrolla la capacidad para capear las decepciones, controlar tus emociones y llevarte bien con los demás.
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