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Cultivar la habilidad para ganar amigos está en la base del desarrollo de la personalidad. Es una que los padres deben ayudar a sus hijos a cultivar desde pequeños.
En vez de estrellarse ásperamente contra el auditorio o estrellar aparatosamente a unos contra otros con frases punzantes sobre dogmas que nadie podría probar, o promoviendo divisiones o debates que a la larga serían infructuosos, es mejor ayudar a los oyentes a iniciar y fomentar cadenas de amistad, vinculándolos, procurando un ambiente afectuoso con expresiones y gestos apropiados.
El orador debe procurar integrar en vez de desintegrar al grupo, fomentar un clima en el que todos puedan sentirse cómodos para conectarse entre sí (sin mucha intimidad, para evitar dar la apariencia de oportunista). En este aspecto, lo más importante son las relaciones humanas:
Saluda agradablemente. Una relación agradable comienza con un saludo agradable, y un saludo agradable y dinámico implica configurar tres contactos:
Contacto visual. Evita pestañear excesivamente, esquivar la mirada o evadir la responsabilidad de saludar. Causarás una reacción positiva si miras al centro de las cejas sin pestañear, inclinándote levemente de vez en cuando hacia la persona, expresándole franqueza con la mirada. Esto transmite el mensaje: "Usted es importante para mí".
Contacto emocional. Un rostro inexpresivo y excesivamente relajado ahuyenta a las personas. Si vendes algún producto o servicio conseguirás pocos clientes y tu negocio fracasará aunque le hagas toda la publicidad del mundo. La seriedad excesiva es un claro mensaje de desconfianza, y la base del crédito y los negocios es la confianza mutua.
Por eso, sonríe moderadamente expresando placer. Esto transmite el mensaje: "Me da mucho gusto estar con usted". Mejorará el clima de tus relaciones públicas.
Contacto físico (opcional). En este caso, corresponde solo cuando la otra persona tome la iniciativa estirando la mano para estrechar la tuya. Esto transmite el mensaje: "Usted me comunica seguridad". Reacciona inmediatamente con un buen apretón de manos, procurando que la presión de tu mano sea correspondiente, es decir, ni mayor ni menor que la de ella. Por otro lado, si se muestra poco deseosa de hacer contacto físico, evita tocarla. Si lo haces, en tal caso su rechazo por ti aumentará.
El mismo principio es aplicable en lo que respecta a dar un abrazo o saludar con un beso. Algunas personas detestan hacer contacto físico con los extraños. Este asunto es delicado. Si sabes que alguien detesta dar y recibir besos, evita hacerlo.
Pregúntale su nombre. Para conocer a alguien pregúntale cortésmente su nombre y apellido y repítelo interiormente vez tras vez, asociándolo con algo que facilite el recuerdo. Por ejemplo, si el nombre es Flor, imagínala en medio de un jardín con una abeja revoloteando alrededor. Y menciónalo en voz alta de vez en cuando en su presencia. Pocas cosas le suenan tan bien a una persona como su propio nombre.
Averigua cuál es su especialidad. La gente quiere saber a qué se dedica la gente. Averígualo discretamente y, si es reomendable, conversa sobre ese tema.
Pregunta si tiene algún pasatiempo. A casi todo el mundo le agrada compartir un pasatiempo (tocar guitarra, cantar, coleccionar cosas, ir de campamento, practicar un deporte, visitar museos, pasear, tomar un café, una copa, bailar o simplemente conversar.). Averígualo discretamente y ve hasta dónde puedes congeniar.
Consigue su edad. Aunque algunos tienen prejuicio respecto a decir su edad o fecha de nacimiento, la mayoría de la gente siente curiosidad. Por eso, ten precaución al averiguarlo. Si crees que la persona se sentirá ofendida, averígualo por otros medios.
¿Cómo ubicarás a la persona en el futuro? A las personas les gusta saber cómo ubicar a sus nuevos amigos. Anota direcciones, teléfonos, correos electrónicos, apartados postales.
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