Mantén las relaciones humanas sobre la exposición

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¿Notas un error de concepto en la imagen? Los contendientes están jalando con todas sus fuerzas, pero ninguno ha tenido la precaución de colocar un pie atrás por si el otro suelta la cuerda inesperadamente. Si uno la suelta, el otro caerá aparatosamente.

En cualquier momento de un discurso podría surgir una discusión y dar lugar a una disputa acalorada. La tirantez generada por el orgullo, la envidia, los celos u otras cualidades negativas podría causar un accidente en el trato, de la misma manera como podría ocurrir en una situación física.

Si no tomas tus precauciones, podrías caer aparatosamente en sentido emocional e intelectual.

En cierto debate, uno de los que debatía se mostró débil y carente de energía. Su oponente sacó a relucir su desventaja. Entonces, el que se había mostrado débil se vio obligado a fingir que podía mostrarse más fuerte, aunque todos se daban cuenta de que no era su estilo. Ahora su oponente sacó partido diciendo: "¡Ah! ¡Qué bien! Ahora el señor débil quiere hacerse el fuerte. Me gusta eso. Ahora veo un poco de energía. Eso me gusta." Y todos rieron a carcajadas.

La tirantez puede ocurrir en cualquier momento. Pero siempre debes tener un pie atrás, por decirlo así, para que tu oponente no suelte de repente y te vayas al piso. ¿Qué representa tener un pie atrás?

Tener un pie atrás significa tener un punto de apoyo para todo lo que dices y haces. Tus argumentos siempre deben tener una base sólida que nadie en su sano juicio pueda rebatir.

Si te basas en un rumor, un chisme, una calumnia, una suposición, una encuesta, un prejuicio, una especulación, una leyenda, un dogma, una ilusión, un sueño o fantasía, podrías salir perdiendo si tu oponente se basa en hechos, pruebas, evidencias, razones y epignosis (conocimiento exacto). 

Es cierto que nadie está libre de decir un exabrupto o de tener un lapsus, pero siempre debes admitir la probabilidad de que la otra persona abandone la tirantez y te deje en ridículo. Eso no va a pasar si procedes con aplomo y te apoyas en las columnas fuertes de la sabiduría.

Pero al margen de ganar o perder, considera que tu relación con el auditorio es como una gema. Tu reputación y experiencia exponiendo resaltará por la eficacia y naturalidad con que abordes cada incidente.

No lo veas como un asunto de ganar o perder, porque la tirantez será cada vez mayor. Es mejor verlo como posturas, posiciones o enfoques diferentes, válidos y perfectamente aceptables. Quizás no estés de acuerdo, pero no significa que tu enfoque sea el mejor.

Esfuérzate cortésmente por evitar discusiones acaloradas que tengan el potencial de desviar la consideración principal. Sobre todo, si tienes detractores que buscan tribuna para su propia figuración.

Mira la imagen de arriba y piensa qué genera, en principio,  la tirantez. Lo que genera tensión es que uno de los dos tire de la cuerda, y el otro pise el palito y comience a ejercer resistencia.

La resistencia es muy útil para el que sabe usarla a su favor. En el judo no se puede hacer mucho si el oponente no opone resistencia. Se necesita la resistencia para aprovecharla en contra. Por eso, el combatiente hábil provoca la resistencia a fin de usarla en contra de su oponente.

Algo similar sucede en una discusión. Tu oponente te hace pisar el palito, y al suelo te vas como un costal. Pero si rehúsas agarrar la cuerda, la tirantez no ocurre, porque no hay nadie que oponga resistencia. No hay forma de que te tiren al piso.

Procura reaccionar con calma

Si una persona poco discreta interviene espontáneamente para hacer un comentario o una pregunta impertinente, es decir, sin pedir permiso, o tal vez le hayas concedido la palabra y ella aproveche la ocasión para contradecirte, poniendo nerviosos a todos, puedes optar por dos caminos: Irritarte o mantenerte en calma.

- Si mantienes la calma, tal vez la pongas de tu lado y favorezcas una reacción acertada de parte de los demás (el 100%), porque verán que reaccionaste respetuosamente.

- Si te irritas, es probable que la alejes y, con ella, al resto. Piensa que los demás podrían solidarizarse con ella. Tal vez un sector considerable del auditorio tiene la misma inquietud y, en realidad, esa persona fue la única que se atrevió a preguntártelo.

Recuerda mantener siempre la amistad sobre la exposición. No tiene ningún sentido enemistarte con nadie.

Si una persona no compra un producto o servicio, un vendedor profesional sabe que hay muy pocas probabilidades de que regrese a comprar. Sin embargo, no lo toma personalmente, enemistándose con la persona. Siempre deja una puerta abierta a la probabilidad de que regrese a comprar otro producto o servicio.

Si no mantiene la amistad sobre la venta, destruye toda probabilidad futura de que regrese y compre otros productos o servicios. ¿Tiene eso algún sentido? No. Ninguno. Siempre es mejor dejar abierta la puerta de las probabilidades.

Igualmente, no tiene ningún sentido enemistarte con un oyente porque no concordó contigo. Ten presente que somos diferentes y no pensamos lo mismo. Además, las diferencias nos permiten ver cosas que no tuvimos la destreza de distinguir.

Reacciona con calma y deja abierta la probabilidad de que en el futuro puedan concordar en otros asuntos o aspectos. 

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