No todos han tenido padres que los lleven de la mano para cruzar una avenida. Pero todos podemos imaginar lo que sucedería si no se ayudara a los niños a entender cuán importante es el peligro y la seguridad.
Poco a poco en la vida fuimos aprendiendo que algunas cosas eran arriesgadas y merecían toda nuestra atención.
Al principio nos sentíamos libres de hacer lo que nos viniera en gana, pero con la experiencia nos dimos cuenta de que gran parte de la vida estaba compuesta de una serie de dicotomías entre las cuales debíamos escoger: Sí o no, bueno o mal, arriba o abajo, lejos o cerca, etc. Y llegamos a percibir que algunas cosas nos inspiraban confianza o desconfianza, seguridad o inseguridad, aprecio o desprecio, y así.
Aunque no se nos había ocurrido antes, un día nos percatamos de que la oratoria era parte de la vida de los adultos y de que tarde o temprano tendríamos que asumir personalmente la responsabilidad de salir al frente y decir una palabras, si es que no a hacer una exposición larga y detallada acerca de algún asunto importante.
Pero lo más preocupante era que ya habíamos crecido y no teníamos cerca a papito o a mamita, o al abuelito o a la abuelita, para agarrarles la mano, para que nos ayuden a cruzar la gran avenida de las comunicaciones. Ahora tendríamos que hacerlo solos.
¿Será por eso que muchos tienden a agarrarse las manos y sobárselas cuando tienen que exponer ante un auditorio, ya sea en persona o por televisión? Quizás sienten que están agarrando la mano de mamita o de papito y se sienten más seguros de cruzar la avenida.
Necesitan sentir que pueden confiar en sí mismos lo suficiente como para poder plantarse sobre sus pies y decir unas palabras.
Pero al estar tan ocupados pensando en sus propios temores, inseguridades y desconfianzas, descuidan a quienes también necesitan sentirse seguros como ellos: Sus oyentes.
Cuando un orador entra en escena, el auditorio necesita sentir que puede depositar su confianza en él lo suficiente como para creer en lo que dice y poder acatar sus sugerencias.
Si el orador se proyecta débil, inseguro, desconfiado, tímido, displicente o poco comunicativo, el auditorio se siente defraudado. Siente que no puede confiar del todo, no puede creerle todo, no puede obedecer en todo y no acepta su liderazgo.
La inseguridad atenta contra la cooperación
Sabiendo que los sentimientos de inseguridad del orador afectan negativamente su exposición, es prioridad dedicar tiempo y recursos a realizar las investigaciones y los ejercicios que compensen dicha carencia.
Tus oyentes se benefician más de tus discursos si confían en ti. Porque tienden a hacerte caso y desean poner en práctica lo que les recomiendas.
Pero, aunque suena duro decirlo, tus oyentes se perjudican enormemente si sienten que no pueden confiar en tu palabra, en tu exposición y en lo que les pides.
La lealtad resulta de la confianza
Por eso, ante todo, procura inspirar confianza. ¿Qué es Inspirar confianza? Significa "causar, provocar, infundir y fomentar algo".
Reflexiona en el hecho de que, aunque la cooperación forzada contribuya a la consecución de los objetivos a corto plazo, a largo plazo difícilmente produce lealtad, porque la lealtad es un fruto de la confianza.
Entonces, ¿cómo inspirar confianza?
Promueve confianza confiando en tus oyentes
Confía y sonríe, mira a sus ojos, establece contacto visual con TODOS, no solo algunos.
No claves la mirada en el fondo ni a las paredes. No converses con los asientos vacíos ni con las paredes. ¡Conversa con ellos! ¡Míralos a ellos! Esfuérzate por desplegar rasgos básicos de una personalidad cultivada.
¿Cómo inspirar confianza en tus oyentes sin primero sentir confianza interiormente?
El proverbio "ama a tu prójimo como a ti mismo" significa que primero tienes que sentir una medida saludable de amor propio o autoestima.
Lo mismo puede decirse de la confianza. Para inspirar confianza, primero tienes que sentir confianza en ti.
Si no confías en ti mismo, ¿cómo puedes inspirar confianza en otros? Ellos no son tontos. Se dan cuenta rápidamente cuando un orador es poco comunicativo y discplicente.
- Procura llegar puntualmente, exponer puntualmente y retirarte puntualmente conforme al horario establecido por la entidad organizadora.
- Toma en serio tus discursos y presentaciones, sabiendo que pueden afectar la vida de tus oyentes.
- Demuestra sentido de responsabilidad en todo momento al esforzarte por estar a la altura de la ocasión y hacer lo que se espera de ti.
- Demuestra respeto por los derechos y el horario del auditorio, preparándote y exponiendo responsablemente. Compórtate de manera cortés y agradece toda muestra de confianza.
- Respeta los principios básicos de la comunicación y la política del organizador dentro del marco de la libertad de expresión y conciencia.
- Evita la verborrea superficial. La escasa disponibilidad de tiempo del auditorio es uno de los recursos más lujosos que hay. Procura alcanzar tu objetivo sin ambages, es decir, sin palabreo. Usualmente se considera el palabrero como un hablador vacío.
- Aunque suene tosco decirlo, báñate cabalmente y perfúmate modestamente. Procura comunicar una imagen impecable, porque tu reputación y la de la organización que representas están en juego.
- Comunica orden en tu manera de vestir. Si eres varón, te sugiero cerrar apropiadamente el botón del cuello y anudar y ajustar bien tu corbata (es "el triángulo del prestigio", porque una corbata mal puesta contribuye al desprestigio, tanto de la imagen personal como de la empresarial). Se justifica llevarla mal puesta en un ámbito informal, privado coloquial, pero no si se requiere formalidad y seriedad; y si eres mujer, usa maquillaje y adornos recatados a fin de dar a entender que en otros aspectos de tu vida también practicas el orden y la modestia. En gran medida, la manera de arreglarse de uno se origina en su manera de pensar, y la gente lo sabe. La inmodestia en el vestir comunica inmodestia en la forma de pensar. Esto es delicado porque cualquier señal de inmodestia pudiera enviar un mensaje de engreimiento y/o falta de autodominio, que no son atributos compatibles con la modestia.
Compórtate honradamente y evita disfrazar la verdad al mencionar cifras y datos en general.
Mejora tus presentaciones. Que tu próxima exposición resulte siempre mejor que la anterior.
Más experiencia te dará más confianza en que la siguiente vez te saldrá mejor
Prepárate con esmero y presenta un discurso motivador. La experiencia aumentará tu fe en que en la siguiente oportunidad obtendrás resultados iguales o mejores. Reconoce que solo adquirirás confianza si acumulas puntos de vista y experiencia.
Aprovecha toda oportunidad apropiada para tomar la palabra, motivar al auditorio y autoimpulsarte hacia tu meta.
Algunas cosas que te inspiran confianza.
Prepárate genuina, responsable y profundamente. Mantén tu mira en la satisfacción de las necesidades más apremiantes del auditorio.
Convéncete interiormente de haber hecho tu mejor esfuerzo. Nadie puede hacer ni dar más de lo que puede, ni siquiera Dios.
Desarrolla tu personalidad y gana amigos.
Mejora tu eficiencia para comunicar tus ideas, ganar confianza y comenzar positivamente cada nuevo día. En caso de que te consideres persona tímida, reconoce que un grado razonable de timidez puede ser provechoso, es una muestra de la excelente cualidad de la modestia. Evita irte a los extremos.
Algunas personas tímidas rara vez piensan positivamente sobre este asunto. Suponen equivocadamente que son unas fracasadas, hasta totalmente incapaces de lograr cosa alguna por sí mismas (se pegan a la falda de mamita o tal vez muchos fracasos consecutivos ahogaron su esperanza en el futuro.
Comprende que, si miras al rostro de las personas y les sonríes, les estás demostrando que las valoras. Las ganarás como amigas y su amistad fortalecerá tu carácter, porque conversar y ganar amigos ayuda al desarrollo de la personalidad.
El aplauso sincero y espontáneo de un auditorio agradecido es una señal de estima y una verificación de que tu exposición fue acogida. Se ha dicho que el aplauso es el lenguaje del entusiasmo y un canto a la vida.
De hecho, un buen aplauso vigoriza tus músculos del valor (solo comprende que es absurdo que aplaudas mientras el auditorio está aplaudiéndote, porque pueden pensar que estás aplaudiéndote a ti mismo, no a ellos.
Las felicitaciones de una figura de autoridad. El encomio obra maravillas cuando proviene de alguien que consideras importante en tu vida.
Analiza los aspectos positivos y el efecto general de tu presentación.
Algunas cosas que inspiraran confianza en tu auditorio
Plántate sobre tus pies, como si fueras un árbol (en el caso de los varones) o una flor (en el caso de las damas). No te bambolees ni estés juntando las manos a cada rato. ¡Simplemente suéltate y manténte estable!
Comienza de manera que causes una profunda impresión en su sensibilidad.
Refleja una fuerte autoestima y un sentido equilibrado de amor propio.
Haz una explicación lógica y coherente de puntos que para la mayoría sean importantes.
Usa ejemplos sencillos y de valor práctico (imaginarios o de la vida real) que sintonicen con sus necesidades físicas, materiales, intelectuales, emocionales y/o espirituales.
Procura buenas referencias y una reputación bien ganada.
Que la reunión empiece y termine puntualmente conforme al horario anunciado.
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