Habla a una velocidad equilibrada

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Uno no se alimenta de lo que come, sino de lo que digiere.  Por que no desarrollamos por la cantidad de alimento, sino por lo que nuestro cuerpo puede metabolizar o convertir en nutrientes.

Aunque uno trague grandes cantidades de alimento, solo se beneficia de un poco, porque se alimenta de lo que su organismo puede asimilar.

Algo parecido ocurre con el conocimiento, la concentración y el estudio. Cada uno va a su propio paso aunque sabe que debe mantenerse al día con los últimos adelantos y al paso de los demás.

Un discurso no es diferente en ese sentido. Si hablas muy lento o muy rápido, puedes indigestar mentalmente a tus oyentes. Muy lento los aburres, y muy rápido los agotas. En ambos casos, se vuelve muy difícil prestar atención. Si se aburren, se duermen, pero si tienen que estar demasiado alertas, se fastidian, porque se les escaparán muchos detalles a cada rato.

Tal como uno controla su velocidad cuando conduce su automóvil según va en línea recta, llega a una curva o se aproxima a otro automóvil. Igualmente controla su velocidad en otros asuntos.

Por ejemplo, no baja muy rápido las escaleras porque podría tropezar. Tampoco escucha a la ligera los mensajes importantes, para no equivocarse al seguir las instrucciones. Y no come tan rápido que se atragante y acabe en el hospital.

Al hablar, el autocontrol también es esencial. Lo importante es decir lo que sea suficiente y a una velocidad equilibrada. Apresurarte no tiene nada que ver con beneficiar a tus oyentes, tal vez con darte pompa y pasar por sabio, pero no beneficiará a nadie.
  • Habla a una velocidad equilibrada durante toda la exposición

    Lee esta oración en exactamente cinco segundos y acostúmbrate a esa velocidad.
  • Habla rápidamente solo cuando consideres puntos de menor importancia

    Lee esta oración en exactamente cinco segundos y usa esta velocidad cuando consideres cosas que son menos importantes.
  • Habla lentamente cuando quieras dar un énfasis especial a alguna idea

    Lee esta oración en exactamente cinco segundos.
Enmudece por un momento de vez en cuando

Cuando quieras darle una pincelada de impacto a cierta frase. ¡Hazlo con confianza! Los silencios pueden ser tan valiosos como una frase bien dicha.

Inserta vacíos o silencios en momentos específicos, en lugares muy bien seleccionados y al margen de los puntos y comas del escrito.

No temas hacer una buena pausa, pero tampoco pauses indiscriminadamente. Siempre debes pausar conscientemente, es decir, sabiendo por qué pausas y qué tipo de pausa se requiere.

El buen uso de las pausas marca a los oradores y actores competentes, no por el hecho de pausar mecánicamente en cualquier momento, sino por pausar en los lugares adecuados.

Evita hacer pausas largas a cada rato, a menos que hagas intencionalmente para causar un efecto en particular. Porque pausas muy largas le confiere al discurso un aire muy ceremonial.

Algunos auditorios toleran con dificultad el habla ceremonial o excesivamente lenta. Usa esta clase de pausa solo si tienes la seguridad de que no perderás atención ni aburrirás.

Da cabida a la reflexión


Permite vacíos o silencios un poco más largos cuando quieras que el auditorio retenga un concepto muy importante.

Algunas personas que exponen derraman todo su cerebro sobre el auditorio, como un impresionante aluvión de verborrea, ¡y de hecho lo consiguen con auditorios que están compuestos de gente que se deja seducir por la simple palabrería!

No sol pocos los oradores que ignoran que la reflexión es al entendimiento lo que el proceso de asimilación es al acto de alimentarse. Hablan sin parar porque nunca calculan el efecto.

Por eso, permite que el auditorio trague y asimile oportunamente cada nuevo concepto mediante callarte de vez en cuando. Si disparas ideas y pasas de un punto secundario a un punto principal, o de un punto secundario a un punto principal, sin hacer distinción, te parecerás a Rambo cuando dispara balas. Inundarás al auditorio con frases que pescarán al azar sin atar cabos y les aprovechará poco a largo plazo. Aunque te aplaudan y exclamen: "¡Qué buen discurso!" o "¡Qué gran exposición!", ¿de qué les sirvió? Solo para tu ensalzamiento. Lo importante es que recuerden lo más posible y puedan aplicarlo a sus vidas?

Combina las pausas y silencios con frases interesantes

Muchas personas que exponen pausan indiscriminadamente o tienen miedo de callar porque suponen, equivocadamente, que lo apropiado es hablar de principio a fin sin parar. Se imaginan que las pausas pueden tener un efecto adverso en el auditorio. Ignoran que, en realidad, el manejo prudente del silencio es una marca que identifica a las personas que exponen eficazmente.

Por eso, combina hábilmente el silencio controlado y las ilustraciones, preguntas, gestos, movimientos, actitudes y frases interesantes para sembrar más eficazmente las ideas en la memoria colectiva del auditorio. Por ejemplo, si dices: "Este es un momento muy preocupante para todos nosotros", y quieres destacar la frase 'muy preocupante', aíslala con silencios, así: "Este es un momento [calla por un par de segundos] muy preocupante [calla nuevamente por un par de segundos] para todos nosotros". Por otro lado, si quieres resaltar 'para todos nosotros', hazlo así: "Este es un momento muy preocupante [silencio de unos dos segundos] para todos nosotros[silencio de unos dos segundos]". Eso es dar buen uso a las pausas.

Pausa de vez en cuando

Si te vas al extremo de pausar muchas veces durante el discurso, podrías hartar y aburrir a tus oyentes. Sería como viajar en automóvil hasta un poblado distante frenando cada 10 metros durante todo el trayecto, o comer una opípara comida china con palitos de fósforos. ¡Desesperante!

Marca tu bosquejo

Recomiendo a los principiantes que dibujen una raya oblicua ( / ) en su bosquejo antes y después de cada palabra o frase que quieran resaltar, para que sepan cuándo callar. Después de ganar experiencia, sabrán hacerlo espontáneamente.

Silencio de curiosidad o expectativa

Inserta un silencio antes de la idea, para despertar curiosidad en lo que dirás inmediatamente después. Esta es una pausa muy eficaz.

Silencio de profundidad o reflexión

Inserta el silencio después de decir la idea, para estimular una reflexión profunda y permitir que la idea eche raíces.

Hay un silencio o pausa que es diferente de todo lo considerado antes, que sirve especialmente cuando la otra persona dice una palabra o frase con la cual desea explicarte algo. Es un vacío que da a entender que estás reflexionando en lo que dijo. Es la pausa de reflexión.

A primera vista, la pausa de reflexión  pudiera parecer que no sabes qué decir, en realidad tu finalidad es indicar, en lenguaje corporal, que estás pensando detenidamente en lo que acaba de decir, que no has tomado a la ligera su opinión. La pausa de reflexión se caracteriza por un largo "mmmm", y algunos la refuerzan diciendo algo así como: "¡Qué interesante! Su punto de vista es interesante (oportuno, bienvenido, iluminador, natural, común, lógico, justificado) ". Es una pausa que causa un verdadero vacío antes de continuar. A veces, puede durar tanto tiempo que la misma persona puede volver a intervenir antes de recibir la respuesta, o, en ocasiones, pudiera tardar hasta la siguiente sesión. Algunos maestros experimentados responden: "¡Muy buen punto! En la próxima clase le respondo".

En cualquier conversación o discurso, generalmente uno responde las preguntas inmediatamente, pero cuando uno quiere que la otra persona sienta que verdaderamente se la comprende, es mejor hacer una pausa de reflexión, que no parece tener una respuesta inmediata.

Por ejemplo, si alguien dice: "Usted está equivocado, porque blablabla...", no actúes como si tuvieras la respuesta en la punta de la lengua, como si ya sabías lo que iba a decir. La pausa de reflexión se caracteriza por que no parece haber una respuesta. Por eso, en estos casos excepcionales, es mejor dar una opinión calmada después de una pausa de reflexión. Todos lo interpretarán como una respuesta reflexiva o bien pensada. A veces conviene dar la impresión de que no tienes todas las respuestas, solo para no dar la impresión de ser un pedante.

Entonces, ¿cuándo hablar 14 palabras cada 5 segundos? Habla 14 palabras cada 5 segundos, como promedio, durante todo el resto del discurso. Es una velocidad dinámica que hace más entretenida la presentación, permite tomar apuntes y no somete a presión a quienes tienen problemas auditivos o tienen dificultad para entender el idioma.

Recuerda que los ejercicios para las cualidades de la voz (potencia, pronunciación, modulación y velocidad) pueden realizarse simultáneamente. Se logran los mismos beneficios pero al mismo tiempo. No tienes que separa un tiempo diferente para cada cualidad. Puedes hacerlos juntos.

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