Evita rechazar al oyente

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A muchos les encantan los perritos. Pero no todos pueden tener uno, ya sea por falta de tiempo o de disposición para atenderlos como se debe.

Pero los perritos también nos pueden enseñar lecciones valiosas para mejorar nuestra oratoria. ¿De qué manera? Observa la figura y piensa en lo siguiente.

Algunos oradores pierden todo contacto emocional con sus oyentes y los consideran como si fueran pulgas molestas, menospreciando sus reacciones, sus comentarios, preguntas y respuestas.

No es conveniente dar esa impresión. Atenta contra la imagen de profesionalismo que un orador debe proyectar y contra todo sentido de cooperación y apoyo. Sus oyentes no son pulgas.

Por eso, siempre procura que al exponer en público tus comentarios sean interpretados como una muestra de estimación y altruismo, no como de displicencia y menosprecio.

Cierta joven masticaba un bocado durante un almuerzo familiar al que me invitaron. Su hermano menor le dijo a boca de jarro: "¡Estás hablando con la boca llena!", y yo comencé a reír. Cuando me preguntaron por qué reía, les expliqué que él también estaba hablando con la boca llena.

En otra ocasión quise mejorar algunas líneas de una exposición y solicité consejo a un amigo. Su respuesta fue tajante: "Me parece muy tajante".

¡En los dos casos, cada uno expresó su crítica sin percatarse de que estaba incurriendo, precisamente, en la falta que criticaban!

A menudo eso sucede cuando la persona que critica desconoce el efecto de su crítica. Al fijarse su atención en la otra persona, pasan por alto su propia conducta.

Hay oradores que tienden a censurar, reprender, exhortar y amonestar a sus oyentes sin percatarse del efecto que causan.

Algunos están conscientes de que primero conviene dar un encomio, o por lo menos asegurarse de no estar incurriendo en la misma falta, pero sin darse cuenta se deslizan directamente a la crítica olvidando impartir un estímulo. Lógicamente, al hacerlo, chocan con los demás.

Lo correcto es escoger la forma: ¿Tendrá mejor efecto una censura? ¿O será mejor una reprensión, una exhortación o una amonestación? Entonces impartir un estímulo, y finalmente, llamar la atención a la conducta inadecuada evitando que parezca un rechazo hacia la persona.

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