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A muchas personas les encanta pescar las diferencias en un dibujo, pero les cuesta mucho ver las diferencias cuando se trata del consejo que dan a los demás.
Aprender a distinguir entre censurar, reprender, exhortar y amonestar es un factor importante para obtener buenos resultados, porque cada una de estas posturas causa un efecto diferente. Son diferentes aspectos de la crítica.
Percibe las diferencias
Reconoce que una reprensión podría convencer sin persuadir, porque la mayoría de las veces el auditorio recibe las reprensiones con renuencia; y que una censura bien presentada podría resultar más bien persuasiva, pues estimula el razonamiento sano apelando a la nobleza.
Alaba
El encomio es una felicitación oportuna que obra maravillas cuando se ofrece inmediatamente después de cualquier comportamiento eficaz. Por eso, felicita al auditorio. Por ejemplo, di: "¡Excelente! Han hecho un trabajo digno de un premio. Pocas veces se ha visto que un equipo haya logrado el nivel de calidad demostrado por ustedes. ¡Felicitaciones!". Les levantarás la moral y querrán mejorar.
Es mejor felicitarlos cuando hacen algo bien, que reprenderlos cuando hicieron algo mal. Si los felicitas después de haber hecho algo adecuadamente, aceptarán tu consejo cuando les digas cómo pueden mejorar.
Censura
Cuando censures, procura razonar con el auditorio usando preguntas bien pensadas, colocando una base sólida que acepten voluntariamente (una ilustración, una pregunta o una evidencia contundente), y hazles ver su responsabilidad en cuanto a cómo mejorar para alcanzar sus objetivos. Por ejemplo, puedes decir algo así como: "Una herida suturada se abrirá y sangrará profusamente si se le quitan los puntos antes de tiempo, ¿verdad? Igualmente, respecto a este problema, les habíamos advertido que esperaran más tiempo. ¿Ahora se dan cuenta de que hubiera sido mejor tener más paciencia, a pesar de que la situación por el momento parecía desagradable? Si resistimos un poco más, a la larga nos recuperaremos y saldremos ganando en el futuro, a pesar de que por apresurarnos hayamos perdido el paso. ¿Creen que podríamos ser más pacientes la próxima vez?". Fija la atención en lo que pueden hacer adecuadamente, en vez de lo que hicieron inadecuadamente.
La censura eficaz pone el énfasis en el futuro, explicando qué puede hacer la persona criticada para llegar a un acuerdo o resolver un problema, porque despierta o alienta en ella la modificación de la actitud indeseable. Mientras que la crítica vacía tiende a poner el énfasis en el pasado, machacando en el sentimiento de culpa y avivando el fuego de una fría condena.
Tal esta sea una de las maneras más eficaces de distinguir una crítica constructiva de una destructiva: ¿Machaca la persona en lo que sucedió? ¿O en el potencial futuro, en las posibilidades de mejorar el comportamiento y las actitudes?
Reprende
Al otro extremo están las restricciones, cuando las circunstancias excluyen cualquier otra alternativa. Por ejemplo, estando tú a unos 20 metros de distancia, ves que un niño se acerca inadvertida y peligrosamente al borde de una piscina. Sabes que de ninguna manera lo alcanzarás a tiempo. Se impone señalar con el dedo hacia la piscina e imponerle una reprensión inmediata: "¡Niño! ¡Cuidado con la piscina!" Es la única opción. De seguro hubieras preferido usar otro tono de voz, aunque en tales circunstancias te ves en la obligación de reprenderlo. A pesar de que a partir de entonces le caigas mal, te queda la satisfacción de que probablemente salvaste su vida.
Las restricciones que suelen acompañar a las reprensiones pueden parecerles muy drásticas a algunas personas. Lamentablemente, esa actitud, mejor que cualquier otro indicio, pudiera demostrar que verdaderamente las merecen, como cuando, por ejemplo, de manera egoísta, voluntariosa y reiterada una persona menosprecia una censura evidentemente justificada.
Algunos delincuentes reconocen sus errores y modifican el rumbo, mereciendo una restricción leve, mientras que otros necesitan una reprensión severa. Puede que la autoridad debidamente constituida coarte, en nombre de la sociedad, algunas de las libertades a que tenía derecho. Tal vez hasta se vea obligada a ponerlo fuera de circulación por un tiempo. Es la última opción. En algunos casos, ciertos tribunales supremos hasta han sentenciado a muerte a algunos.
Bueno, lo anterior solo se ha mencionado para explicar claramente la diferencia entre censurar y reprender. Entre los mencionados extremos, aunque lógicamente a veces tu única alternativa sea la de imponer una restricción apropiada al auditorio o a alguno de sus miembros, esfuérzate por reaccionar recatada y cortésmente, concentrándote en la conducta.
Sugiere vigorosamente que dejen de hacer, pensar o sentir lo que están haciendo, o pensando o sintiendo, para que alcancen sus objetivos. Por ejemplo, si alguien te interrumpe, en vez de responderle: "¡Déjeme terminar, señor!", o decirle: "O habla usted o hablo yo" podrías decir: "Hay otros factores que pueden tomarse en cuenta para llegar a una deducciones diferentes, como, por ejemplo...". Lo frenarás en seco sin pecar de descortés. Solo evita señalar hacia su rostro con el dedo índice.
Exhorta
Comúnmente la exhortación se considera como lo opuesto de la reprensión, porque más a menudo se la usa con la connotación activa de estimular al auditorio a hacer, pensar o sentir algo. ("¡Cómo pudieron hacer eso!"). Solo que es prudente exhortar con amabilidad cuando la gente se muestre floja para obrar en sentido correcto.
Por ejemplo, de ninguna manera producirá un trabajo de calidad excelente vociferar y suspirar diciendo: "¡Son unas bestias, incapaces de usar su cerebro! ¡Cuánto tiempo les tomará darse cuenta de que son unos burros!". Eso estimula el sabotaje. Lo recomendable sería decir, por ejemplo: "¡Tengan paciencia y lograremos superar nuestras desventajas! Esforcémonos por reforzar los puntos débiles y volvamos a intentarlo. Estén seguros de que esta vez lo haremos mejor. Revisemos una vez más el procedimiento y veamos dónde hacer ajustes. ¿Les parece?". Eso promueve un esfuerzo coordinado, productivo, satisfactorio.
Amonesta
Cuando te das cuenta de las malas consecuencias que podrían sobrevenirles por motivo de cierta actitud o intención, dales advertencias firmes al respecto. Por ejemplo, después de encomiarlos por algo que hicieron bien, se pudiera decir: "Después de evaluar la situación, los supervisores hemos investigado a fondo este asunto y hemos llegado a la conclusión unánime de que su proceder puso en grave riesgo los intereses de todos, y ha ocurrido varias veces. Si vuelven a pasar por alto las instrucciones, nos veremos forzados a elevar un informe recomendando su separación del proyecto. De ustedes depende. Les agradeceremos que en adelante consulten con su supervisor antes de tomar decisiones de esta magnitud. Gracias".
Ciertamente, un tono así comunica severidad, aunque adorna con respeto y consideración el recordatorio de que tienen una seria responsabilidad entre manos y que se espera que la próxima vez sigan las instrucciones. De ellos dependerá.
Pueden lograrse excelentes relaciones por medio de combinar la censura, reprensión, exhortación y amonestación de acuerdo a la necesidad de cada situación, y el propósito, las circunstancias y el auditorio envueltos. Lógicamente, en vez de tener que llegar al punto de censurar o reprender por causa de una aplicación inadecuada de los procedimientos, o debido a una supervisión muy espaciada, es mejor estimular oportunamente el rendimiento eficaz.
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