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Sin duda que cuando vemos un equilibrista nos preguntamos cómo pudo lograr semejante proeza. Y la respuesta salta a la vista: Mucha práctica.
Lógicamente, no es suficiente con practicar. Hay muchos otros factores en juego. Pero definitivamente que por muchas ventajas personales que tengamos, la práctica es esencial.
"Lo que se debe buscar es la emoción adecuada".
Aristóteles
Comentando algunos apuntes sobre el autodominio, Daniel Goleman, en su libro Inteligencia Emocional, dice que desde tiempos remotos se considera esta virtud como la capacidad de sobrellevar una tormenta emocional sin dejarse arrastrar por la pasión.
Según se traduce del griego sofrosine, el autodominio es la capacidad para conducirse con equilibrio y sabiduría templados en medio de toda circunstancia.
Añade que dominar el exceso emocional de ninguna manera significa suprimir toda emoción.
En realidad, cada emoción tiene su lugar y momento, "cada sentimiento tiene un valor y significado". La vida sería aburrida sin pasión. La gente se distanciaría.
La clave para alcanzar el bienestar emocional consiste en poner en cautiverio las emociones perturbadoras o, por citar a Aristóteles, lograr la emoción adecuada, sentir de manera proporcional a cada situación.
El maestro de venta profesional Tom Hopkins habla de la fascinante fluctuación de la senda del campeón en ventas entre las cumbres del éxito y las profundidades del fracaso. Es decir, hay momentos de decaimiento y momentos de entusiasmo, solo que se requiere equilibrio. Los momentos de felicidad harán que se soslaye u olvide cualquier sentimiento de ira o depresión que una persona haya sufrido.
Es cierto que a veces se tiene que recurrir a una actitud desagradable actuando con firmeza y decisión cuando alguien se muestra reiteradamente irresponsable, solo que la mejor tónica es mantener el estado de ánimo bajo el control del autodominio.
De lo contrario, el desequilibrio tomaría las riendas y socavaría nuestra tranquilidad. Bowlby y Winnicot consideran a este esfuerzo por mantener el equilibrio emocional como una herramienta importante para la vida.
Tal como la pérdida del equilibrio físico puede producir malestar, también la perdida del autocontrol puede producir malestar. Y tal como la práctica puede hacer que alguien logre mantener el equilibrio físico, la práctica también es necesaria para aprender a mantener el autodominio.
Al principio uno pierde el control y se enfurece fácilmente, pero poco a poco va controlando mejor su carácter hasta alcanzar el equilibrio. Cada vez es más difícil perder el autodominio, hasta que cada vez es más fácil caminar por la cuerda floja de las relaciones humanas sin caer en una discusión acalorada.
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