(Ver otros artículos)
Aunque tus oyentes tengan problemas visuales y no vean con claridad, o tan solo vean tu sombra, no tendrán dudas de que te arreglaste bien. ¿Cómo es posible? Por tu actitud y por tus rasgos principales.
¡Cuánto más importante si pueden verte con total claridad y distinguir una falda torcida, una media corrida, una corbata mal puesta, cabellos desordenados o zapatos sucios!
¿Y si estás muy cerca? ¡Podrán olerte y tocarte, como al estrechar las manos! ¿Qué mensaje recibirán?
Hasta un simple gato cuida su higiene a diario.
Acicálate apropiadamente a la altura de la ocasión. Pregúntate, ¿vestiría formalmente para ir a la playa, o usaría un traje informal para hacer una exposición en un hotel importante? La dignidad de la ocasión determina el grado de formalidad en el vestir y el arreglo personal. Porque cuando lo que cuenta es la aprobación de la otra persona, el qué dirán cobra importancia. Preséntate de cualquier manera ante Su Majestad y tendrás que encarar las consecuencias desagradables de la desaprobación.
Higiene
Que tu modo de vestir y arreglarte comunique higiene (olor agradable, incluido tu aliento, cuerpo aseado, cabello (si es muy rebelde, prueba con Moco de Gorila), ropa, manos y uñas limpias).
Responsabilidad
Que tu modo de vestir y arreglarte comunique sentido de responsabilidad y respeto hacia el auditorio (corbata bien anudada y centrada, cabellos adecuadamente peinados, ropa planchada, equipo ordenado, documentos sin arrugas, y maletín, cartera y zapatos en muy buen estado [si no tienes tiempo de lustrar tus zapatos, por lo menos limpia la parte externa]).
Accesorios
Recuerda llevar contigo todo accesorio que para ti sea importante (agenda, anteojos, buscapersonas, calculadora, calendario, cartera, colonia, cortauñas, deodorizador de ambiente pequeño, disimulador de mal aliento, documentos personales y de negocios, espejo, lapiceros [uno fino y uno común], llavero, máquina de afeitar pequeña, pañuelo, papel toalla, peine, tablet, teléfono móvil, tijera pequeña).
Los teléfonos móviles cuentan con dispositivos fotográficos, y de grabación de audio y video, portapapeles y otros recursos que pueden ahorrar espacio, como agenda, calculadora calendario y aplicativos (sobre todo, el de Oratorian).
Espejo
Antes de salir a exponer o ingresar a la oficina de un cliente, nunca olvides pasar por un espejo, para verificar que todo esté en su lugar, es decir, que se te vea bien de pies a cabeza, por delante y por detrás.
Pañuelo
Si durante la exposición necesitas usar tu pañuelo, úsalo con naturalidad y brevedad. En algunos casos hasta sería recomendable llevar dos pañuelos: uno para usar y otro para mantenerlo impecable y poder ofrecerlo a alguien en caso de extrema necesidad.
Una pizca de sal
Si tu boca pierde humedad y el discurso será moderadamente corto, ¿necesitarás beber desesperadamente medio vaso de agua? No necesariamente. Tal vez sea mejor que lleves un poco de sal en el bolsillo y pongas una pizca en la punta de tu lengua. Bastará para hacer brotar un chorro de saliva.
Si no te gusta la idea, una alternativa es llevar siempre un caramelo. En caso del vaso con agua, ten en cuenta que no se trata de beber un trago, sino de humedecer la boca y provocar un flujo de saliva. Lógicamente, si se trata de un poco de tos y de aliviar tu garganta, tal vez un trago ayude.
Por último, si el problema es que te mueres de sed, nada impedirá que tomes varios tragos, solo que se verá un poco gracioso, sobre todo si lo bebes con ansiedad. Nada más, una advertencia: ¿Cómo puedes tener la seguridad de que tanto el vaso como el agua están limpios?
En cierta ocasión, un orador comenzó a toser una y otra vez, de modo que pidió: "Por favor, ¿alguien podría alcanzarme un poco de agua?". Una señora que había estado comiendo galletitas y bebiendo agua de una botellita inmediatamente se acercó y se la entregó amablemente. El hombre se la llevó a la boca y comenzó a beber con desesperación. A unos les pareció un bebito con su mamadera, y a otros les dio asco, pensando: "¿Está sana esa señora?", ¿El agua contenía trocitos de galleta?". Moraleja: Si intuyes que te dará sed o tos, lleva una pizca de sal, un caramelo o tu propio vaso y tu propia botellita.
Un intérprete de idiomas que realiza su trabajo en vivo y en directo podría comenzar a experimentar sequedad en la boca y/o la garganta. No tiene tiempo para beber agua porque tiene la mente enfocada en la interpretación. Pero puede ponerse una pizca de sal en la lengua y continuar su labor. Lógicamente, es solo para salir del paso. Podrá beber un sorbo de agua tan pronto como se lo permita una pausa larga del orador.
Lee adecuadamente
Si leerás partes de un escrito, procura leer de manera impecable, interpretando adecuadamente los sonidos de las palabras, o pide que alguien lea por ti. Ensáyalo muchas veces. Pocas cosas restan tanto la dignidad de una ocasión como una lectura descuidada, sin modulación ni gracia. Aburre, deprime y atenta contra el entendimiento porque los oyentes no se sienten motivados a concentrarse en lo que se lee.
Por eso, si no tienes tiempo ni ocasión de ensayar la lectura, por lo menos deberías practicar regularmente lectura en voz alta a fin de acumular suficiente experiencia leyendo improvisadamente. Entonces, aunque no hayas practicado con el escrito, por lo menos sabrás abordar la lectura pública con suficiente habilidad como para realzar la dignidad de la ocasión.
Escribe con buena letra
Si usarás una pizarra, asegúrate de escribir con buena letra, o pide que alguien con buena letra haga las anotaciones. No es sabio ni prudente desde el punto de vista de la oratoria eficaz atiborrar la pizarra con trazos, números y dibujos enredados, difícil de enfocar con la vista. Es mejor unos cuantos trazos muy claros y unas cuantas frases fáciles de visualizar que diezmil palabras que nadie se tomará la molestia de leer, o dibujitos que nadie se dignará ver.
Oradores inexpertos proyectan imágenes que contienen cuadros, diagramas o redacciones largas con letras diminutas suponiendo que ayudan a sus oyentes a entender la exposición. ¡Qué equivocados están! Recuerda: Todo lo que no es fácilmente de visualizar, será pasado por alto. Los oyentes no se toman la molestia de descifrarlo. ¡Pobres los estudiantes universitarios que tienen que descifrar los desatinos de oratoria de sus maestros!
Ojo con la primera impresión
Se dice que la primera impresión es lo que cuenta, y es cierto que las personas suelen hacer una valoración subjetiva a partir de escasos elementos cuando por primera vez ven a una persona. Pero no es todo lo que deberían tener en cuenta.
Una primera impresión pudiera ser impactante, pero si se la usa como única base para formar un juicio, podría traer problemas. Un tímido tal vez resulte ser nada menos que un genio, o una persona muy extrovertida ser de mente hueca. Es importante reunir más información para formarnos una imagen más clara de las personas.
Lamentablemente, pocos son los que tienen en cuenta que en realidad la primera impresión no es todo lo que cuenta, y se dejan llevar por el prejuicio, es decir, únicamente por la primera impresión. Por eso, aunque tú sabes que la primera impresión no es todo lo que cuenta, tienes que prepararte y presentarte como si fuera lo único que la otra persona tomará en cuenta. Desgraciadamente, muchos todavía juzgan sobre la endeble base de la primera impresión.
¿Vestimenta informal?
"Pero con una vestimenta informal me siento menos tenso" -tal vez diga alguien-. "¿Acaso Steve Jobs no se presenta en jeans cuando presenta los nuevos productos de Apple? Yo también quiero presentarme con blue jeans". Es una opción. A mí también me gustaría hacerlo. ¡Fantástico!
Nadie niega que la ropa informal relaja las tensiones, ni que ciertas figuras famosas tienen el poder de torcer las modas y costumbres y aún así obtener la aprobación del público. Solo que la pregunta clave es: ¿Realmente tienes ese poder? ¿Te arriesgarías a poner en juego tu reputación y la de tu compañía, o tu candidatura, en caso de que te fallara el cálculo y todos desaprobaran tu actitud, teniendo en cuenta que la manera de vestir comúnmente se considera un reflejo del sentido de respeto por el auditorio? Además, la comodidad de quién es más importante, ¿la tuya o la de tus oyentes? ¿Insistirías en tu tranquilidad mental y emocional a costa de sacrificar la de tus oyentes?
Por ejemplo, imagina que el presidente de un país se presentara en traje de baño a dar una conferencia de prensa importante, ¿no pondría en tela de juicio su estabilidad emocional y madurez? ¿No dudarían de su salud mental?
Claro, aunque estoy exagerando, sirve para que comprendas que la manera de vestir sí afecta la efectividad de un discurso. Nadie se opone a que te presentes en jeans o en traje de baño; que te sientes en el piso o fumes delante del auditorio, pero si te falla el cálculo, ¿qué harás para revertir el efecto? ¡No se puede revertir! Puedes perderlo todo.
"Pero es que así me pareceré más a ellos", tal vez insistas. Y aún así, te respondería: "¿Realmente quieren ellos que te parezcas a ellos? ¿O quieren ver y oír a alguien mejor que ellos, alguien que sea especial, un modelo digno de imitar? ¿No será que si te presentas como alguien igual a ellos, pudieran pensar que no tienes nada especial que ofrecer, o peor, que no seas más respetable que cualquiera? Además, parecer igual a ellos, ¿te ayudará a convencerlos y persuadirlos? Ten presente que, entre iguales, es más difícil convencer a los demás. ¿Realmente crees que alguien que está exactamente al mismo nivel puede superar esa barrera?
En algunos países las personas decentes comen con las manos y eructan después de comer, porque se considera de buena educación; pero te garantizo que si lo haces en lugares donde eso se considera como una gran falta de respeto, no vas a caer muy bien. Algo similar puede decirse de la vestimenta y las actitudes en general.
Si piensas que presentarte de cualquier manera no desmerecerá tu imagen ni de la organización que representas, tendrás que correr el riesgo. ¿Qué crees que piensen si te presentan como médico, y cuando te vean y oigan tienes toda la apariencia de un carnicero? ¡Pues, pensarán que eres un carnicero! No que desmerezca a los carniceros. Me refiero a que debes parecer lo que afirmas que eres, o lo pagarás caro.
Por eso, piénsalo muy bien antes de decidir cómo vestir, porque si el auditorio lo toma como una falta de respeto o de sentido común o de sentido de responsabilidad, derrotarás el propósito de tu presentación. Es mejor sacrificar un poco tus gustos y comodidades si con ello ganarás en respeto y aceptación general.
ARRIBA