Motivación constructiva

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Los conocimientos básicos se pasan de generación en generación, de padres a hijos y de abuelos a nietos.

En este contexto, construir significa edificar o fortalecer a los individuos.

Tal como se construye un edificio, se construye una personalidad. Así como la calidad, duración y estabilidad de un edificio depende del tipo de materiales empleados en su construcción, la integridad, fortaleza y estabilidad de una personalidad depende de varias cosas importantes.

Información

A pesar de que solo puedes concentrar tu atención en una cosa a la vez, absolutamente toda la información que ingresa en tu mente por los sentidos afecta de alguna manera lo que eres como persona.

Por la médula oblongada o bulbo raquídeo, que está un poco más arriba del cuello, en la parte posterior de tu cabeza, pasa la formación reticular, una red de nervios del tamaño de un dedo meñique que funciona como un torre de control que decide qué estímulos o ideas ingresarán a la corteza cerebral y en qué orden les dará atención.

En este punto de observación se decide qué datos o mensajes pasarán y cuáles serán eliminados como de poca importancia. Esto sucede cada segundo aunque la cantidad de datos que ingresen simultáneamente se cuenten por millones. A pesar de todo, solo unos cuantos centenares pasan a la mente consciente. Además, unas ondas barren tu cerebro de 8 a 12 veces por segundo causando períodos de alta sensibilidad para captar las señales más fuertes y darles atención, una autoexploración de décimas de segundo que haces automáticamente para concentrarte en lo esencial. Toda esta asombrosa actividad, que se lleva a cabo en un instante sin que te percates de ello ni te cueste esfuerzo alguno, afecta tu motivación.

Ambiente

El ambiente o círculo de amigos en que te desenvuelves afecta tus decisiones y, por tanto, tu carácter y personalidad.

Desde pequeños se condiciona a los niños a depender emocionalmente de la aprobación de sus padres y maestros u otras figuras de autoridad, de modo que se obligan a sí mismas a hacer o dejar de hacer las cosas que el grupo aprueba o desaprueba. Algunos llevan esta situación al nivel de la esclavitud abyecta, es decir, la sumisión humillante y vergonzosa.

Eso significa que, desde un punto de vista, unos asumen el papel de controladores y otros de controlados, aunque, en realidad, absolutamente todos somos controlados de alguna manera por algo o alguien. Nadie está "fuera de control". Algo o alguien lo controla.

Por ejemplo, un niño es controlado en un momento dado por su madre, pero la madre pudiera estar siendo controlada por la suya o por su suegra.

En otros casos, la madre tal vez se someta a los caprichos de su hijo más pequeño, dejándose controlar por él, ¡o el niño tal vez controle a todos en la casa!

Por otro lado, un adulto podría decidir dejarse controlar por los principios de una escala de valores establecida conscientemente, revisada permanentemente.

Estos dos elementos, la información que ingresa en la mente y el ambiente en que uno decide cultivar sus cualidades personales, afectan sus motivaciones y obras, todo lo que es como persona.

Cuando tanto la información como el ambiente son edificantes, es decir, te fortalecen en un camino productivo que resulta en beneficiarte a corto, mediano y largo plazo, se puede decir que tienes una motivación constructiva. Igualmente si lo que dices y haces a otros es edificante, se puede decir que estás motivándolos constructivamente, lo que les resultará beneficioso a corto, mediano y largo plazo.

Por otro lado, cuando tanto la información como el ambiente son poco edificantes o hasta altamente perjudiciales, es decir, te debilitan y conducen por un camino que resulta en perjudicarte a corto, mediano y largo plazo, se puede decir que tienes una motivación destructiva. Igualmente si lo que dices y haces a otros es desmoralizador o denigrante, se puede decir que estás motivándolos destructivamente, lo que resultará perjudicial a ambos a corto, mediano y largo plazo. ¿Por qué?

Por ejemplo, si tienes un negocio y quieres que crezca, necesitas contar con empleado eficientes. Supongamos que fabricas galletas. El que tu negocio crezca dependerá de que el cliente te las compre siempre. Si las recibe rotas, escogerá otra marca, ¿verdad? El que las reciba en buen estado depende de que ningún empleado las maltrate. En otras palabras, depende de que ningún empleado las manipule irresponsablemente. Si motivas destructivamente a tus empleados, sabotearán tu negocio arrojando los paquetes y rompiendo las galletas, lo que te significará la molestia y el gasto de tener que investigar y despedir al personal emocionalmente resentido, y contratar y entrenar a personal nuevo; y el ciclo se repetirá hasta que entiendas que te convendría motivarlos constructivamente.

O constructiva o destructiva

Nadie vive sin motivación. O su motivación es constructiva o destructiva. Si la motivación constructiva no es lo suficientemente significativa como para impulsarlo a acción, seguramente una motivación destructiva la reemplazará. Eso fue lo que poco a poco llevó hasta el borde de la cordura al asesino de estudiantes y maestros de una prestigiosa universidad, que después se suicidó dejando un lote de video explicando sus frustraciones y motivos. "Ustedes no saben lo que es sentirse humillado" fue uno de sus comentarios. Su motivación resultó en un desastre para todos.


De modo que te beneficias o perjudicas dependiendo de si motivas constructiva o destructivamente a los demás. ¡Es como un bumerang! Por eso, motiva a las personas constructivamente y benefíciate a largo plazo.

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