Una turba mató a dos hombres por hallarlos tomando fotografías a unos niños en las inmediaciones de una escuela. Los lugareños los confundieron con secuestradores. Recientes casos de secuestro de niños los habían encendido de cólera, y el prejuicio los llevó a tomar la fatal decisión de darles una feroz paliza, lincharlos y quemarlos. Lamentablemente, eran policías federales que trabajaban encubiertos en un caso de narcotráfico en las escuelas.
En otro lugar, un hombre regresó sorpresivamente de la oficina a media mañana para recoger algo que había olvidado en casa. Pero enfureció de celos y mató de varios tiros a un anciano que sorprendió durmiendo en su cama. ¿Y su esposa? No estaba en casa. Había corrido a buscar un teléfono público, porque su teléfono estaba malogrado, para llamar a su esposo a la oficina y contarle que su hermano mayor, a quien no veía hacía más de 20 años, había llegado de viaje inesperadamente por hallarse muy enfermo. Este había empobrecido tanto que no tenía a nadie que lo socorriera. Al no saber qué hacer, a ella solo se le ocurrió acostarlo en la única cama que había en la casa, y se apresuró a llamar por teléfono a su esposo para contarle lo ocurrido.
Un hombre que no era fumador salió a regar su jardín y vio una colilla de cigarrillo. Se acercó, la recogió y la llevó al basurero en el momento que pasaba en su automóvil una vecina chismosa del barrio, quien divulgó la noticia de haberlo visto fumando.
"¡Dónde está mi prendedor?", le preguntó la desconfiada madre adoptiva a una niña huérfana. "No sé", respondió la niña. "¡Dime la verdad!", insistió, pero la niña siguió repitiendo: "No sé". Entonces, montando en cólera, la madre la amenazó con impedirle asistir a la fiesta del pueblo el fin de semana si no confesaba la verdad, a lo que la joven dijo: "Confieso que lo tomé para mirarlo y me lo llevé al pueblo, pero se me cayó en una alcantarilla. Por favor, perdóneme, señora". Ahora la madre la castigó encerrándola en su habitación y sin derecho a cenar esa noche por ladrona y mentirosa. Más tarde, la madre fue a abrigarse con una prenda de vestir y encontró el prendedor. Ella misma lo había insertado allí, entre los pliegues. Le dolió mucho haber sido ta injusta. Corrió adonde la niña para disculparse, diciendo: "¿Por qué me mentiste diciendo que te lo llevaste y se cayó en una alcantarilla?", a lo que la niña respondió: "Porque cuando le dije la verdad usted no quiso creerme, y yo quería ir a la fiesta".
Este pasaje de la serie de televisión Anne de Green Gables ilustra de una manera maravillosa lo estúpidas que pueden parecer las personas que se dejan llevar por un prejuicio. Felizmente, en este caso, hubo un final feliz: La madre se disculpó y la relación entre ambas mejoró.
Cierta actriz muy exitosa decidió compartir sus anécdotas y experiencias personales con quienes pudieran interesarse en leer sus relatos en un blog que abrió con mucha ilusión. Eran tan interesantes, agradables y conmovedores que no pasó mucho tiempo para que le enviaran comentarios encomiándola y felicitándola, expresando satisfacción. Pero no todos reaccionaron bien. Un día sus lectores leyeron en su blog un mensaje de error: "Lo sentimos. Este blog ya no está disponible". ¿Qué sucedió? Las huestes del prejuicio hicieron su parte enviándole algunos comentarios profundamente hirientes y malintencionados, de modo que aquellas hermosas e interesantes reflexiones cesaron. Cerró su blog y su resplandor se apagó. Aquella escritora en ciernes decidió no compartir nunca más sus relatos con nadie. Una vez más, el veneno del prejuicio apagó su estrella.
¿Qué es el prejuicio?
El prejuicio se define como la acción de prejuzgar, es decir, emitir un juicio antes de tiempo, sin tener conocimiento cabal de un asunto. O peor, engañar intencionalmente con conocimiento sesgado o incompleto. Significa parcialidad y error.
Te cuidado con quienes dicen: "Todos los hombres son unos...", "Todas las mujeres son unas...", porque en realidad no todos somos iguales. La persona que no es prejuiciosa antepondrá: "Muchos, pocos, la mayoría, según cierta estadística, se dice que, se cree que, algunos opinan que, etc.
Prejuzgar puede causar un daño tan profundo en las relaciones humanas que podría convertirse en insondable, en enemistades irreconciliables. La cantidad de problemas que es capaz de generar no tiene límites. Hasta puede conducir a un asesinato o una guerra mundial.
Aparte de ser un error, el prejuicio es una gran estupidez porque supone apresurarse a sacar conclusiones o tomar decisiones sin tener conocimiento de todos los factores implicados.
Por ejemplo, cuentan que cierta pareja de esposos no podía tener hijos, por lo que adoptaron un perrito que se ganó su cariño. Un día, la esposa milagrosamente quedó encinta. Con el tiempo dio a luz un hermoso niño.
Por ejemplo, cuentan que cierta pareja de esposos no podía tener hijos, por lo que adoptaron un perrito que se ganó su cariño. Un día, la esposa milagrosamente quedó encinta. Con el tiempo dio a luz un hermoso niño.
Lamentablemente, notaron que el perro, ahora ya crecido, había cambiado su actitud. Daba la apariencia de estar celoso del niño. Una tarde hicieron una fiesta en el jardín, pero el perro se retiró del lugar. De repente, escucharon ladridos. Como habían dejado al niño en su habitación, el padre subió para ver qué ocurría, y encontró una escena horripilante.
El perro salió abruptamente de la habitación del niño, moviendo la cola en señal de satisfacción, pero con la boca chorreando de sangre. Entonces, el hombre, indignado, gritó: "¡Qué has hecho!". Sacó su arma y lo mató de varios tiros.
Entonces entró a la habitación del niño y vio que estaba plácidamente dormido en su cuna. Al lado, yacía una culebra grande, sin cabeza. El valeroso perro la había decapitado a mordiscos, salvando la vida del niño. Una vez más, el prejuicio había matado a un héroe.
Prejuzgar no es bueno ni sabio
Antes de dar algo por sentado ("yo creía"), asegúrate de reunir todos los detalles envueltos. Y si no tienes acceso a toda la información, detente y piénsalo dos veces antes de emitir un juicio o crítica.
Es mejor guardar silencio y esperar hasta que todo se aclare, que proceder con un prejuicio y cometer el grave error de hacer infelices a los demás, causándote además una enorme infelicidad si después te enteras de que las cosas no ocurrieron como creías.
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Prejuzgar no es bueno ni sabio
Antes de dar algo por sentado ("yo creía"), asegúrate de reunir todos los detalles envueltos. Y si no tienes acceso a toda la información, detente y piénsalo dos veces antes de emitir un juicio o crítica.
Es mejor guardar silencio y esperar hasta que todo se aclare, que proceder con un prejuicio y cometer el grave error de hacer infelices a los demás, causándote además una enorme infelicidad si después te enteras de que las cosas no ocurrieron como creías.
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