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"Me siento el hombre más afortunado del mundo... He vivido una vida extraordinaria... Tuve unos padres extraordinarios y una relación maravillosa". Así describió su vida cierto hombre al llegar a los 76 años de edad.
Poco después de la Segunda Guerra Mundial, su padre le había pedido que fuera a cierto laboratorio electrónico a ver a una persona que estaba haciendo cálculos 200,000 veces por segundo. Aunque ni él ni su padre sabían de electrónica, al poco tiempo una famosa computadora se concebía para satisfacción del mundo. Eran los inicios de una gran compañía que comenzó a cobrar un ímpetu increíble y descollaría a nivel mundial. Aunque aquel hombre se retiró en 1971, escribió un libro sobre su vida y sus negocios.
Mientras muchos amasaban fortunas siendo deshonestos y despreocupándose por las necesidades de las personas, él crecía inmerso en una tradición que practicaba todo lo contrario. Para él, el buen trato hacia las personas siempre estuvo antes que el dinero. En vez de comprar y vender compañías, decía que para él lo importante era crear nuevos productos y hacer que el país avanzara con ellos.
Respecto a la motivación, decía que el miedo de ninguna manera debía menospreciarse como factor motivador, y que si los estadounidenses hubiesen tenido más miedo, de ninguna manera hubieran sido superados por los japoneses, quienes crearon y dirigieron enormes plantas de automóviles. Hay quienes cuando sienten temor, se ponen las pilas y hacen algo importante en su vida.
¿Fue un niño destacado? Todo lo contrario. Aunque siempre apreció mucho los consejos de su padre, así como su asociación con él, desde pequeño su vida estuvo marcada por la incomodidad y la frustración. Siempre quiso olvidar el pasado, los tiempos en que su padre le repetía que le faltaba habilidad y energía, porque lo consideraba un mediocre. Por eso tituló su libro Un padre, un hijo y una compañía, para decirles a los jóvenes: "Si te consideras lento o te cuesta arrancar, ¡persiste sin desmayar! Porque yo arranqué a los 27". ¡Sí! Con la computadora 360 de IBM, Thomas Watson Jr. arriesgó más de lo que imaginó... y triunfó.
Las personas que consideran mediocres a los demás harían bien en tener presente su experiencia y reconocer, de una vez por todas, que nadie tiene el derecho de condenar a otros simplemente porque les falta estatura, peso, edad, color, raza, raíces, salud, confianza en sí mismos, capacitación, idea, decisión, habilidad para hablar en público, diplomas, currículum, dinero, etiqueta, pedigree, trofeos u otra cosa. Porque la vida está tachonada de las experiencias de muchos que en un tiempo fueron tildados de mediocres y sin embargo sorprendieron al mundo vez tras vez virando el timón de la historia con algún descubrimiento o hecho notable.
Por eso, mira más allá de la mediocridad al verdadero potencial de las personas y estimúlalas con mayéutica para que lo desarrollen. Tal vez te asombrarías de lo que serían capaces de hacer. Y si por alguna razón alguien te convence de que eres mediocre o incapaz de surgir, piénsalo mejor, porque la mayoría no nace con un cerebro brillante, y sin embargo, muchas personas comunes y corrientes han sabido darle un buen uso y han logrado verdaderas hazañas. Si quieres leer otro relato, por qué no lees la experiencia de Susan Polgar, que con un cerebro común y corriente llegó a ser varias veces campeona internacional, Granmaestra de Ajedrez y fundadora de la Susan Polgar Foundation, mediante la cual fomenta el juego del ajedrez y patrocina toda clase de campeonatos.
Para más información sobre la historia de IBM, recomiendo el libro Trabajando por un mundo mejor, Ideas que transformaron un siglo y una compañía, de Kevin Maney, Steve Hamm y Jeffrey M. O'Brien.
http://www.lt10digital.com.ar/noticia/idnot/113517/ibm-cumple-cien-anos.html
http://listado.mercadolibre.com.ar/Ibm---Trabajando-Por-Un-Mundo-Mejor
http://biblioteca.universia.net/html_bura/ficha/params/title/trabajando-mundo-mejor-ideas-transformaron-siglo-compa%C3%B1ia-k-maney-s/id/55600494.html
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