¿Cambiar o modificar?

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Cambiar es dejar una cosa o situación por otra; y modificar significa añadir o quitar uno o más de sus componentes. Por ejemplo, cambiamos un automóvil por una moto, pero modificamos su color o decoración interior, o añadimos y quitamos accesorios a una motocicleta.

Las mayoría suele rechazar los cambios

Las personas prefieren permanecer en la zona segura de sus creencias, tradiciones, gustos y costumbres. No suelen dar la bienvenida al cambio debido al sacrificio o riesgo implicado. Por eso, decirle a alguien "¡Tienes que cambiar!" despierta su renuencia, duda, escepticismo, reticencia o rechazo, no su cooperación.

Por ejemplo, un padre promete a su hijo un premio si saca buenas calificaciones en sus estudios, y el hijo espera que su padre cumpla su promesa. Cuando el hijo saca buenas calificaciones y el padre cumple su promesa, la relación se fortalece porque su confianza no ha sido defraudada. Pero cuando las promesas no se cumplen, ocurre lo contrario, la confianza se desvance y las personas se vuelven renuentes. En realidad, cambiar o no cambiar dependerá de creer o no creer, de confiar o no confiar, de ceder o no ceder.

Sin embargo, muchos sí estarían dispuestos a ceder y hacer pequeños ajustes aquí y allá en la medida en que las advertencias o promesas se cumplen, o en la medida en que sus conocimientos se profundizan. ¿Verdad que pocos estarían dispuestos a vender su amada motocicleta? Pero seguramente lo estarían para añadirle o quitarle accesorios, o quizás pintarla de otro color?

Por ejemplo, hubo un tiempo en que nadie creía en los gérmenes y bacterias porque no eran visibles. La gente tampoco era muy escrupulosa con su higiene. Pero ¿acaso hoy vemos gérmenes, bacterias y virus? ¿Podría una persona promedio explicar la diferencia entre una bacteria, un bacilo, un germen y un virus? No. Entonces, ¿por qué la higiene suele ser más escrupulosa hoy en día? Porque poco a poco los conocimientos de los científicos han aumentado, y, aunque la gente no ve las bacterias, cree en la palabra de los científicos y en sus advertencias basadas en las consecuencias.

Grandes cambios, pequeños ajustes

Una mariposa es el resultado de la metamorfosis, y una metamorfosis es la suma de muchos pequeños ajustes dentro del capullo hasta que el horrible gusano termina convertido en una bella mariposa. El cambio es radical. También las ranas son el resultado de la metamorfosis de los renacuajos. El Diccionario de la Real Academia define la metamorfosis como el "cambio que ciertos animales experimentan durante su desarrolllo, y que se manifiesta no solo en la variación de forma, sino también en las funciones y en el género de vida". Es un cambio total.

Igualmente, modificando piezas y accesorios aquí y allá una motocicleta podría terminar siendo otra muy diferente. Y algo parecido podría ocurrir con el carácter y la personalidad. 

En una entrevista, el conocido delincuente Loco Perochena reconoció que había sido un niño muy aplicado en la escuela, la adoración de sus padres. Pero las malas compañías fueron inclinándolo poco a poco por el mal camino. Al revés también puede ocurrir. Una persona que se desvía de la ruta puede volver al camino.

¿Por qué a veces es mejor ejercer paciencia y aprender a esperar un poco? Porque un pequeño ajuste no implica un riesgo o sacrificio muy grande y, por tanto, aunque la suma de los cambios finalmente producen una transformación radical, las personas están menos renuentes a realizar algunas pequeñas modificaciones aquí y allá.

Los seres humanos no experimentamos una metamorfosis física como las mariposas. No hablo de una metamorfosis sobrenatural. A lo mucho, podemos visitar a un cirujano plástico y pedirle que nos haga algunos ajustes aquí y allá. Pero sí podemos experimentar una metamorfosis en sentido figurado, internamente, es decir, en sentido intelectual, emocional y/o espiritual. Porque aunque no podemos cambiar nuestro sistema esquelético, nervioso, muscular, glandular, circulatorio ni respiratorio, podemos corregir, adecuar, añadir o eliminar ciertos puntos de vista, hábitos, cualidades o defectos de nuestra mentalidad, carácter y personalidad.

¿Cómo lograrlo?

Como dijimos antes, la gente es renuente a los cambios pero anuente a las modificaciones. Un punto de vista arraigado durante toda la vida podría ser modificado añadiendo un conocimiento nuevos. 

Hubo un tiempo en que se creía que el universo era infinito, es decir, que no tuvo comienzo ni fin. Ahora los científicos han reconocido -más allá de toda duda- que tuvo comienzo, y si tuvo comienzo, debe de tener un límite (aunque aún no saben cuál es). 

Nuevos descubrimientos han demostrado que el universo crece y se expande constantemente, y cada vez a una velocidad desconcertante, lo cual indicaría que antes tuvo que ser más pequeño; y si antes fue más pequeño, tuvo que tener un comienzo. Una deducción lógica simple con la que antes no contaban.

Lo mismo puede suceder con nuestros puntos de vista y enfoques. La mente es expansiva. Al añadir nueva información perfeccionamos lo que pensábamos. De hecho, uno de los objetivos de los psicólogos y psiquiatras es ayudar a sus pacientes a reconocer la diferencia entre lo que es real y lo que solo está en su mente. ¡Y a veces, hasta los mismos psicólogos y psiquiatras necesitan ayuda para no perder el equilibrio!

Todos queremos mejorar y progresar, pero nos resistimos porque sentimos amenazadas nuestras creencias, costumbres y tradiciones, la base y la frontera de nuestra zona de seguridad. Somos lo que somos debido a dichas creencias y valores. Si alguien nos propone cambiarlas, sentimos la responsabilidad de defenderlas a capa y espada, a pesar de que finalmente concordemos con que estábamos crasamente equivocados. Si alguien nos dice "¡Tienes que cambiar!", sentimos que está amenazándonos y, por tanto, nos asusta. De hecho, nos está pidiendo que modifiquemos por completo nuestra personalidad y carácter.

Por ejemplo, cierta persona se quejaba de que uno de sus amigos era excesivamente radical, inflexible y parametrado con sus creencias. Sin embargo, ella misma decía: "No soporto a las personas que huelen mal", y en eso no había nadie que la hiciera cambiar de parecer. Era gracioso ver que, por un lado, se quejaba de la inflexibilidad de su amigo, y por otro, ella misma tenía un código inflexible. Para ella, sus propios parámetros eran válidos, pero no aceptaba la validez de los parámetros de su amigo, sin importar cuáles fueran sus creencias. Era semejante a la persona que está masticando un bocado y le dice a otra: "No hables con la boca llena". ¡Ironías del ser humano! (Dicho sea de paso, ella tenía muy mal aliento.)

Por eso, si quieres que alguien cambie, no lo lograrás simplemente pidiéndole que cambie. Eso asusta. Pero, si le provees pequeñas piezas de información y le concedes tiempo para armar su rompecabezas, estará dispuesto a realizar pequeños ajustes aquí y allá hasta completar una metamorfosis completa.

No le quites el piso, provéele un fundamento

Si presentas el cambio como única opción, será como si encendieras un reflector ante alguien que estuvo mucho tiempo en la oscuridad. Su reacción natural será huir y esconderse de ti. Lo apropiado es mostrarle la luz paulatinamente, es decir, proponiéndole argumentos verdaderos, promesas sinceras, advertencias firmes y testimonios confiables que la recubran de un sentimiento de confianza, formando un fundamento sobre el cual apoyar el cambio.

Pero la base tiene que ser sólida como una roca, porque si no se ajusta a los hechos, si no se ajusta a la realidad, si no se ajusta a los que ven sus ojos y oyen sus oídos, tarde o temprano la persona se desmoronará, se sentirá sin piso, endurecerá su corazón y se volverá más renuente.

Para que una idea arraigue y sirva de base para cualquier cambio o transformación, tienes que sustentarla sólidamente y pedir pequeños ajustes aquí y allá hasta que la persona vea o experimente por sí misma el cumplimiento de tus promesas y/o de las consecuencias.

Por eso, recuerda: La gente no está dispuesta a cambiar, pero sí a darte una oportunidad... si solo le pides que haga pequeñas modificaciones aquí y allá y le concedes tiempo. Pero provéele una base sólida para que tus promesas y advertencias se cumplan. Entonces sí cooperará, el cambio finalmente se llevará a cabo y la mariposa saldrá volando de su capullo para la satisfacción de la propia persona y de los que la rodean.

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