Muchas veces oímos decir que el conocimiento es poder, pero ¿alguna vez nos hemos detenido a reflexionar por un momento en lo que el conocimiento y el poder significan?
Por conocimiento, en el contexto de este artículo, me refiero a la facultad que uno tiene de averiguar o haber averiguado, mediante la aplicación del intelecto, la naturaleza y cualidades de las cosas y de la relación que existe entre unas y otras.
Y por poder, a la facultad o potencia de causar efectos en las cosas, y a la habilidad para dar órdenes para que algo sea ejecutado.
Cuando oímos la expresión "conocimiento es poder", ¿la aceptamos porque suena bien, o porque entendemos lo que verdaderamente significa para nosotros? ¿En qué sentido se convierte en poder el conocimiento?
Una central de poder
Ilustrémoslo así: Un joven inexperto recibe una cuantiosa herencia tras le muerte de sus padres. Ellos lo engrieron hasta el punto de consentirle todos sus caprichos, uno de los cuales fue no estudiar ni capacitarse en oficio alguno. Ahora se ve ante la imperiosa necesidad de tomar decisiones trascendentales en su vida. ¿Crees que el haber recibido tanto dinero lo capacita automáticamente para conducir los destinos de todo ese patrimonio? Bueno, el conocimiento es como una herencia. No sirve para nada si uno no sabe qué hacer con él.
Otra ilustración: En las montañas hay un caudaloso río. El gobierno decide edificar una central hidroeléctrica para abastecer de electricidad a la ciudad. ¿Acaso significa que enviará el agua del río por tuberías a los hogares, para encender las luces, los televisores y refrigeradores? ¡De ninguna manera! Significa que el agua será usada para activar unas turbinas enormes que producirán y acumularán una gran cantidad de energía, la cual será enviada a subestaciones de la ciudad, que son las que finalmente la transformarán en un voltaje capaz de ser utilizado en los hogares y oficinas y hacer funcionar los equipos.
El conocimiento es como la energía acumulada en una central hidroeléctrica. Solo es útil si se la trata y canaliza apropiadamente de manera que sirva al propósito para la cual se produjo. El conocimiento en sí mismo no sirve si uno no sabe para qué sirve. En otras palabras, el conocimiento es poder solo en el sentido de ser como una cuantiosa herencia que recibimos, o como la energía acumulada de una central hidroeléctrica. Eso nos lleva a la verdadera esencia de este artículo: Si bien es cierto que el conocimiento es un poder acumulativo, no nos sirve para nada si no sabemos qué hacer con él. Dile a un ignorante que Pi es igual a 3.1416. No le servirá de nada.
Energía canalizada
El conocimiento solamente se convierte en un verdadero poder cuando lo canalizamos adecuadamente para llevar cabo determinada tarea. Si no entendemos lo que debemos hacer, tal vez solo resultaríamos eficaces debido a la casualidad.
Los llamados animales inferiores reciben ese poder al tiempo de ser concebidos. Lo denominamos 'sabiduría instintiva'. Por ejemplo, el ave tejedora no va a una escuela para que le enseñen a sumar 2+2, pero teje su nido de tal manera que deja asombrados a los ingenieros y arquitectos. ¿Cómo lo hace? Las arañas no saben hablar inglés ni usar una computadora, pero producen substancias resistentes para la fabricación de unas telarañas que, si el hombre fabricara un elemento a una escala proporcional, podría servir para detener un avión Jumbo en pleno vuelo sin romperse.
Los seres humanos no recibimos todos nuestros conocimientos y dones por mero instinto. La mayoría los recibimos de otros seres humanos. Además, poco a poco obtenemos un discernimiento natural que podemos utilizar para saber qué hacer ante determinada circunstancia. El fuego calienta, el frío enfría, el agua disuelve, algunas cosas pueden comerse, otras no, poco a poco aprendemos a usar o canalizar esos conocimientos para causar efectos específicos en nuestra vida y beneficiarnos. Aprendemos a vivir.
Conocimiento organizado es poder
¿De modo que cuanto más sabes, más poder tienes? ¡De ninguna manera! En realidad, acumulas y concentras poder cuanto mejor sabes organizar y usar el conocimiento. Porque hemos visto que no es el conocimiento en sí lo que te da poder, sino el que eres capaz de organizar para alcanzar un objetivo. Recuerda la herencia: Si no sabes qué hacer con ella, solo la despilfarrarás. Experimentas la sensación de poder cuando alcanzas una meta mediante el uso eficaz del conocimiento.
Pero el que intentó asesinar al candidato presidencial Donald Trump en 2024 también organizó y usó su conocimiento para lograr un objetivo. ¿Dirías que experimentó una sensación de poder al pensar que alcanzaría su meta mediante tan ineficaz u nefasto uso de su conocimiento? Claro que sí. Pero ¿de qué le sirvió? ¿Con qué reputación pasó a la historia? ¿Qué obtuvo a cambio?
Ahora pensemos en la oratoria. Por ejemplo, los conocimientos de oratoria son más útiles cuando estudias un método práctico que te ayuda a entender cómo funcionan los principios y las técnicas. Solo así puedes aplicarlo eficazmente. No basta con la sinceridad ni la confianza interior. Cuanto mejor entiendes el por qué de las técnicas, más eficacia adquieren tus expresiones. Entonces recibes un merecido aplauso, que significa que ejerciste poder sobre tus oyentes. Y hay un detalle aún más importante cuando se trata de usar el conocimiento. ¿Cuál?
Lo más importante de todo consiste en ejercer el poder sabiamente
Hemos visto que el conocimiento organizado confiere cierto poder, pero eso no significa que por defecto se use siempre de manera benéfica. Jamás olvides esto: Las cárceles del mundo están llenas de expertos en muchas ramas del conocimiento. Casi todos los días los noticieros nos muestran cómo muchos profesionales de gran trayectoria son llevados tras las rejas por haber organizado sus conocimientos para alcanzar objetivos egoístas.
Ilustrémoslo así: Un ingeniero electricista organiza sus conocimientos para electrocutar a su cónyuge con el fin de cobrar su seguro de vida. Tétrico, pero real. Tiene un poder acumulado en la central hidroeléctrica de su mente, pero lo canaliza de manera inadecuada. En realidad, se ha electrocutado a sí mismo, porque su fin será conforme a sus actos.
De modo que, aunque el conocimiento sea una facultad mediante la cual uno pueda averiguar la naturaleza y cualidades de las cosas, y la relación que existe entre unas y otras, y a pesar de que el poder sea una facultad para causar efectos en las cosas (por ejemplo, aunque se trate de dar órdenes mediante algoritmos) para que cierta acción sea ejecutada, más que acumular poder en el sentido de organizarlo de cualquier manera, lo importante es utilizar los recursos para que reporten beneficios a corto, mediano y, sobre todo, largo plazo. El conocimiento solo se traduce en verdadero poder cuando lo organizas para fines benéficos, productivos y trascendentales.
Por ejemplo, ¿de qué manera los conocimientos culinarios podrían convertirse en un verdadero poder? Cuando los utilizamos para crear platos deliciosos que pueden traducirse en recetas que podamos aplicar una y otra vez produciendo el mismo efecto placentero en los comensales. Si le añadimos veneno y los matamos para apropiarnos de sus pertenencias, a la corta o a la larga terminaremos causándonos daño a nosotros mismos por haber usado el conocimiento sin sabiduría.
Por eso, acopia conocimientos, pero recuerda que solamente se convertirán en una verdadera herramienta si los organizas teniendo en mente un objetivo que beneficie a la humanidad. El conocimiento organizado solamente se convierte en poder cuando el objetivo es altruista.
Ilustrémoslo así: Un ingeniero electricista organiza sus conocimientos para electrocutar a su cónyuge con el fin de cobrar su seguro de vida. Tétrico, pero real. Tiene un poder acumulado en la central hidroeléctrica de su mente, pero lo canaliza de manera inadecuada. En realidad, se ha electrocutado a sí mismo, porque su fin será conforme a sus actos.
De modo que, aunque el conocimiento sea una facultad mediante la cual uno pueda averiguar la naturaleza y cualidades de las cosas, y la relación que existe entre unas y otras, y a pesar de que el poder sea una facultad para causar efectos en las cosas (por ejemplo, aunque se trate de dar órdenes mediante algoritmos) para que cierta acción sea ejecutada, más que acumular poder en el sentido de organizarlo de cualquier manera, lo importante es utilizar los recursos para que reporten beneficios a corto, mediano y, sobre todo, largo plazo. El conocimiento solo se traduce en verdadero poder cuando lo organizas para fines benéficos, productivos y trascendentales.
Por ejemplo, ¿de qué manera los conocimientos culinarios podrían convertirse en un verdadero poder? Cuando los utilizamos para crear platos deliciosos que pueden traducirse en recetas que podamos aplicar una y otra vez produciendo el mismo efecto placentero en los comensales. Si le añadimos veneno y los matamos para apropiarnos de sus pertenencias, a la corta o a la larga terminaremos causándonos daño a nosotros mismos por haber usado el conocimiento sin sabiduría.
Por eso, acopia conocimientos, pero recuerda que solamente se convertirán en una verdadera herramienta si los organizas teniendo en mente un objetivo que beneficie a la humanidad. El conocimiento organizado solamente se convierte en poder cuando el objetivo es altruista.
¿La ignorancia es poder?
Si bien lo dicho hasta ahora es cierto, hay un lado oscuro del poder, algo que se puede ver a medida que uno arroja luz y averigua por qué y cómo funciona. Se conoce como agnotología, el estudio científico de la ignorancia y la desinformación para alcanzar grandes objetivos.
Se trata de utilizar el poder del conocimiento para introducir y diseminar estratégicamente desinformacion epara crear ignorancia y sembrar dudas sobre el conocimiento. ¿Conocimiento que se contradice? No.
Su fin ulterior es alcanzar megaobjetivos. Por un lado, muchas veces no niega la verdad, pero la combate inyectando duda mediante conocimiento igualmente verdadero. Es un sistema que supuestamente fue ideado por las grandes tabacaleras. La duda era su producto, su mejor carta bajo la manga, para luchar contra la información que manejaba el público en general.
Por ejemplo, era verdad que fumar cigarrillos causaba daño, pero también resultó que era verdad que había muchas otras causas que producían daño, algunas más dañinas que fumar. La gente lo pensó, lo asimiló y compró más cigarrillos que nunca. Hoy puedes entrar a Worldometer por Internet y comprobar si las estadísticas de venta de cigarrillos está bajando o subiendo.
Debido al uso estratégico de la agnotología se sembraron dudas, se desinformó, se destacó la ignorancia y se generó confusión respecto al conocimiento general. Los resultados fueron tan grandes que, poco a poco, se fue aplicando a otros campos.
Hoy la agnotología impregna más a menudo los sistemas de comunicación (algoritmos de informática incluidos) para toda clase de productos y servicios. Basta con analizar un poco la lingüística, los audios y vídeos de mucha de la propaganda, para notar mensajes que usan, por ejemplo, este tipo de motivación: "Este producto ayuda a reducir las arrugas (las canas, la barriga, el colesterol, la hipersensibilidad, la caspa, el acné)". Es verdad que ayudan. No están mintiendo. Muchas personas lo creen.
Hoy compran snacks y tragos que llevan etiquetas enormes que advierten: "Alto en grasa", "Alto en azúcar", "Evite su consumo excesivo", "Bajo en alcohol". Como si "¡No lo hagas!" ahora lo procesaran como "¡Hazlo!". Otras etiquetas indican: "Solo 9 gramos de grasa", pero el envase es tan pequeño y tan barato que todos se llevan una caja de 20 paquetes (180 gramos).
Aunque los mensajes subliminales no se consideran legales en muchos países, se han hecho grandes adelantos cientificos para acercarse a los límites y poder producir mensajes muy eficaces con sistemas extremadamente sutiles, similares, que no violan la ley. Se les llama subliminales pero realmente no lo son en el sentido estricto de la palabra.
Después de terminar una conferencia me reuní con algunos miembros del auditorio. Algunos comenzaron a comentar sobre ciertos productos. Un joven habló de la agresiva publicidad de cierta marca de pasta dental. Cuando terminó de hablar, le pregunté: "¿Qué marca usas?". ¡Era esa marca! Yo también la usaba, ¡todos dijeron que la usaban!
Las marcas ya no se atacan directamente unas a otras como antes. Pero no sería extraño que se valieran en cierto modo de la agnotología (incluso insertadas en los algoritmos) para sembrar duda respecto a los beneficios que ofrecen sus competidores.
Por tanto, sigue siendo cierto que el uso sabio del conocimiento es poder. Lamentablemente, el uso egoísta del conocimiento también es poder, un poder engañoso al que tarde o temprano se le cae el disfraz de "bueno". Eso lo convierte en un poder temporal, pasajero, efímero, débil, condenado al fracaso, hablando del largo plazo.
Por tanto, acopia conocimientos (lo que implica algoritmos), pero recuerda que solamente se convertirán en una verdadera herramienta si los organizas teniendo en mente un objetivo que beneficie a la humanidad y no solo a una élite.
Porque el conocimiento organizado solamente se convierte en un verdadero poder cuando resulta duradero y su objetivo es altruista".