Desenvolvimiento

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El desenvolvimiento es la facultad para resolver con facilidad una dificultad o problema, y por tanto, para actuar con soltura, talento y claridad.

Se relaciona con la experiencia exitosa. Una persona exitosa no tiene dificultad para desenvolverse aquí o allá, porque tiene la experiencia del éxito grabada en su mente. Sabe que puede actuar con soltura.

Pero ¿qué hay de quienes piensan que nunca han tenido experiencias exitosas, peor aún, que su vida ha sido un total fracaso o desastre? ¿Es posible llegar a desenvolverse con soltura y aplomo algún día?  

Eso nos lleva a otra línea de razonamiento lógico: Sin experiencias exitosas previas no puede haber un desenvolvimiento eficaz; por lo tanto, para el desenvolvimiento eficaz, tiene que haber experiencias exitosas previas.

Si uno cree que nunca tuvo experiencias exitosas, probablemente piense así porque un día, debido a algún estímulo negativo, comenzó a perder de vista los éxitos que sí tuvo en la vida. ¿Cómo averiguarlo y empezar a ordenar un poco esos pensamientos?

Cuando uno se muda de casa, poco antes comienza a pensar cómo será su vida en la nueva casa. Pero también empieza a romper papeles y documentos que han quedado obsoletos o ya no usará. Junta aquello que piensa regalar a los amigos, y decide qué le gustaría vender o rematar. Lo hace porque no quiere llevar a la nueva casa cosas que perdieron su valor, vigencia o interés.

Lo mismo sucede cuando alguien quiere mejorar, desarrollar o cultivar una nueva personalidad. Es como si hiciera un inventario de sus virtudes y defectos.

Una virtud es todo lo que se relaciona con tus conceptos metafísicos, es decir, que están más allá del entorno físico o material: El bien y el mal, lo que consideras verdad, justicia, bondad y belleza de las cosas. Y un defecto es algo que uno cree que le falta para llegar a ser completo, una imperfección en el carácter o la personalidad.

Tal como uno rompe papeles y documentos cuando se va a mudar de casa, uno tiene que romper con malos recuerdos del pasado, como son los fracasos y esfuerzos fallidos. No sería productivo llorar sobre leche derramada, ¿verdad? Solo hay que limpiar la superficie y dejarla como antes.

Igualmente, tal como junta cosas para regalar, vender, rematar o tirar a la basura, también tiene que decidir de qué ideas, conceptos y apoyos psicológicos le conviene deshacerse para dar cabida a una nueva forma de pensar. Un pensamiento estúpido no es compatible con un pensamiento sabio; tampoco una actitud estúpida es compatible con una actitud sabia. ¡Hay que tomar una decisión! O mantengo la estupidez o me deshago de ella. Ambas cosas son incompatibles. Hablamos de conceptos, no de personas.

Si uno revisa con cuidado su pasado, de seguro hallará pequeños y grandes éxitos. Quizá no en campos en los que a uno le hubiera gustado destacar, pero sí en los que seguramente no se han tenido en cuenta como éxitos.

La clave está en entender muy bien lo que significa el éxito. "Éxito" significa "salida", "terminación", "conclusión", "fin", "escape", pero con buenos resultados o efectos. Todo aquello que sale bien o tiene un buen efecto significa éxito, por pequeño que sea; y todo aquello que termina mal o tiene un mal efecto es un fracaso, por pequeño que sea. Cualquier cosa que uno aprende bien es un éxito. No tiene que ser algo extraordinario ni sobresaliente.

De modo que no es cierto cuando uno u otra persona dice que no hemos tenido éxito nunca, o que siempre hemos fracasado en todo. Eso es mentira, no puede ser, no tiene sustento en la realidad. Lo cierto es que todos, absolutamente todos, tenemos muchos éxitos a cada rato, pero no nos percatamos de ello. Porque no sabíamos el significado de la palabra éxito: "Salida", "téermino", "conclusión", "fin", "escape". Cada vez que terminamos razonablemente bien alguna tarea hemos tenido un éxito.

¿Por qué digo razonablemente bien? Porque la perfección no existe. Solo podemos alcanzar cierta ilusión de perfección. Vemos un edificio alto e imponente y decimos: "¡Ah, qué hermoso, tan perfecto, tan recto!". Pero ¿es verdaderamente recto? ¿Existe una línea que sea verdaderamente recta? Hasta donde se sabe, todo en el universo parece curvo. Anda, conversa con un arquitecto. Te dirá que la línea recta no existe. Es solo una ilusión.

Por lo tanto, no pienses en perfección con relación al desarrollo de tu personalidad y carácter. Perfección significa alcanzar el mayor grado posible de excelencia, lo cual es imposible para los seres humanos imperfectos que somos. Siempre podemos mejorar, por muy brutos que seamos. ¡Hasta los más renombrados científicos reescriben sus libros y teorías, confesando que todo el tiempo estuvieron equivocados con respecto a ciertos conceptos!

Cuando pensamos en nuestro desenvolvimiento, recordemos eso: No somos perfectos, y no debemos esperar perfección de los demás. Solo podemos esmerarnos por ser mejores cada día y felicitarnos por nuestros pequeños y modestos éxitos. También recuerda: La línea recta no existe. Solo es una ilusión.

Por eso los maestros eficaces de oratoria reconocen ante todo que no pueden ni deben esperar un gran desempeño de una persona inexperta o novata. Primero tienen que apuntar bajo y crear oportunidades o el marco de circunstancias que pertmita al estudiante saborear el éxito varias veces, desde discursos sencillos, es decir, sencillos en forma y fondo, para que tome conciencia de sus posibilidades de tener éxito exponiendo en público, lo cual elevará su autovaloración y le proveerá las bases para sentirse seguro de contar con la capacidad de resolver dificultades y problemas y de manejar sus relaciones humanas de maneras provechosas.

Tu concepto del éxito afecta tu desarrollo mental, intelectual, emocional, espiritual y físico. Está demostrado que nuestra salud depende mucho de nuestra actitud hacia la vida, hacia las personas y hacia las cosas. Y hay una palabra para resumirlo: Psicosomático.

También dependemos mucho de nuestra manera de expresarnos. Sería como pretender tapar el Sol con un dedo si pensáramos que no existe una estrecha y relación entre nuestra forma de hablar, nuestros procesos nerviosos y nuestro comportamiento. A medida que ganábamos experiencia en la vida, también fuimos construyendo una personalidad.

Y también es innegable que con un poco de esfuerzo podríamos modificar nuestra manera de expresarnos cotidianamente con el fin de afectar positivamente nuestros procesos nerviosos. Por ilustrarlo: Si repito que soy un idiota, terminaré creyéndomelo y pasaré, de hacer idioteces, a ser un completo idiota, y nadie me sacará de mi encierro mental y emocional. Para mejorar tendría que comenzar por dejar de creer tal mentira y dejar de decir cosas denigrantes acerca de mí mismo. No digo que la superación será simple, pero sí que todo el proceso podría comenzar usando expresiones más adecuadas.


El día que mi hija de cinco años trajo un sello de un burrito de color rojo en su cuaderno, me vi forzado a visitar a su maestra y solicitarle que no volviera a identificarla con un burro, debido al efecto negativo que podría tener en su desenvolvimiento futuro. Estuvo de acuerdo, me pidió disculpas y no volvió a usar dicho método con sus alumnos.

Cuando mi hija me preguntó: "¿Qué significa el burrito?", le di un largo discurso explicándole cuán inteligentes eran los burritos, cuánto ayudaban a los agricultores, cuánto peso podían cargar y cuán fuertes eran. Le dije que cuando los habitantes de ciertas ciudades querían construir un camino apropiado, soltaban al burrito, y por donde iba el burrito, hacían el camino. Cuando el burrito no podía seguir avanzando, solo entonces, llamaban a un ingeniero. ¿Cómo crees que afectó tal explicación su desempeño?

Cuando el maestro espera un buen desenvolvimiento de un novato, en realidad no está enfocando bien sus métodos. Un novato pudiera parecer desenvuelto en oratoria porque en otros campos ha demostrado desenvolvimiento previamente, pero no es realmente un desenvolvimiento eficaz en oratoria, porque el desenvolvimiento eficaz en oratoria no solo depende de la soltura ni de la confianza en uno mismo, sino de los conocimientos acerca de las técnicas para llegar a la mente y corazón del público. Soltura sin conocimiento y práctica de la técnica es como disparar un arma con los ojos vendados. No sabrá cuándo ni cómo dar en el blanco, ni tampoco cuándo mete la pata.

Para que un estudiante de oratoria aprenda a desenvolverse, es decir, a mejorar su desempeño, necesita conocimiento exacto o epignosis de la técnica de oratoria, además de suficientes experiencias y éxitos que le sirvan de incentivo para superarse.

Lamentablemente, muchos maestros que se aventuran a enseñar oratoria meten la pata ellos mismos al asignar temas complicados a sus estudiantes. O tal vez los envíen a una biblioteca a concentrarse en lo que se supone es la historia de la oratoria, leer biografías de oradores antiguos y famosos. ¿No sería mejor que estudien y practiquen una técnica, investiguen un tema que para ellos sea interesante y, sobre todo, que lo escojan ellos mismos?

Si en la primera clase de oratoria el maestro asigna un tema específico, como "El cooperativismo como profesión de futuro", no sería realista esperar un buen desenvolvimiento, porque el estudiante se verá abrumado por la presión emocional de quedar bien hablando de un tema que no le atañe. Y siendo que acumular éxito es vital para el desenvolvimiento, terminará hundiendo su carrera como orador.

A los novatos, con temas simples

Es mejor que escoja el tema por sí mismo, pero dándole un marco amplio de selección. Por ejemplo, hablar de un accidente que le ocurrió en su niñez y qué lección sacó. Entonces podrá dominar el tema y usarlo para desempeñarse adecuadamente, lo cual le proporcionará el éxito que necesita para tomar conciencia de que puede desenvolverse.

Poco después de haber expuesto temas sencillos, el maestro puede restringir los marcos de selección hasta llegar al punto de asignar temas más específicos. Pero en todo caso, los temas tienen que tratar sobre cosas que el estudiante puede dominar. A nadie le hace gracias que le pidan algo que sabe o no puede hacer, porque lo expone al fracaso, la antítesis del desenvolvimiento.

Los temas inciden en el éxito o fracaso de un programa

Es un hecho que para que alguien saboree el éxito que resulta en una fuerte autovaloración, la cual a su vez se traduce en seguridad en sí mismo y deselvolvimiento personal, sus metas deben ser realistas y estar siempre a su alcance. Un objetivo poco realista es como colocar un taburete y esperar que un gordo la salte como si fuera flaco. Solo lo estaríamos exponiéndolo al ridículo, exacerbando su temor al qué dirán y robándole los deseos que intentarlo nuevamente.

Aunque el objetivo de un discurso puede variar considerablemente de un orador a otro, el tema influye dramáticamente en su cumplimiento. Veámoslo así: Hasta el orador más experimentado se vería en dificultades para producir un éxito si hablara de un asunto que no sabe. ¿Te gustaría tomar un curso de oratoria por primera vez y que el maestro te dijera: "Para la próxima semana hablarás de la Influencia del adelanto cuántico, nuclear y nanotecnológico en la ciencia del electromagnetismo y la gravitación, o que te pidiera que lo dieras en chino? Estoy seguro de que no regresarías a clase, y si estuvieras obligado (como ocurriría en una escuela o universidad), te enfermarías de verdad. Es mejor pedirle que hable de un incidente de su niñez y dejar que lo enfoque como prefiera.

¿Por qué las personas tienden a evadir la mayoría de las clases de oratoria? No es por timidez ni por falta de seguridad, sino porque el maestro les pide hablar de algo que está lejos de su entendimiento.

Pero solo es una exposición oral

"Pero solo es una exposición oral", no es una clase de oratoria, tal vez diga el maestro. Pero una exposición oral no deja de ser considerada como 'oratoria' por los estudiantes.

Recordemos: Aunque alguien tenga desenvolvimiento en general por haberlo adquirido con experiencias de otra clase (cantando, bailando, jugando, leyendo), no podemos esperar que un novato en oratoria tenga desenvolvimiento. El desenvolvimiento en oratoria se adquiere con el estudio de la técnica de exponer y la experiencia. Si queremos que un alumno de oratoria se desenvuelva, tenemos que darle las herramientas básica para producir el éxito, lo cual incluye un tema simple, que sea de su dominio, que esté a su alcance.

Ahora bien, ¿es posible enseñar a alguien a montar bicicleta sin bicicleta? La respuesta espontánea sería no; pero un maestro inteligente diría: "Depende". Porque hay personas que pueden hacerse cargo de una situación desde la primera vez, es decir, aunque no hayan tenido experiencia previa. Quizás nos resulte ridículo pensar que alguien podría aprender a montar bicicleta sin bicicleta, pero usemos un ejemplos más difícil: Pilotar un avión.

Cierta señora viajaba en una avioneta pilotada por su esposo. Ella nunca quiso tomar el volante ni aprender a pilotar. Pero esta vez a su esposo le sobrevino un paro cardíaco y ella se vio forzada por las circunstancias a tomar el timón y aterrizar la nave lo antes posible, para que los paramédicos tuvieran esperanzas de salvarlo. Nunca antes había pilotado una avioneta. Pero el haber observado durante años cómo su esposo la pilotaba le proveyó los recuerdos rudimentarios que su subconsciente necesitaba para aterrizarla. Las circunstancias la obligaron, aunque nunca antes lo había hecho. Hoy en día, muchos pilotos aprenden sin avión, sentándose en una cámara especial de tecnología virtual; y hay médicos que operan exitosamente a sus pacientes sin que el paciente esté allí con ellos, gracias a la robótica a distancia.

Recuerda: Salvo raras excepciones, sin éxito, no hay desenvolvimiento. De modo que, nunca pidas ni esperes desenvolvimiento sin darles temas y técnicas fáciles de entender, que les permita tener éxito y acumular éxitos al exponer. Entonces aprenderán a desenvolverse. No viene lo uno sin lo otro. Éxitos previos = Desenvolvimiento.

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